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«Solo llamamos para desearte mucha suerte, aunque dice Joel que no la necesitas más que nosotros. Dale duro al Billy, demuéstrale que la sangre caliente la tenemos los mexicanos. Éntrale con todo y mándalo a la lona como sabes hacer. No te cierres y no te amarres, que no te intimide el público, tú vas para arriba y tienes el respaldo de muchos de nosotros. Tú puedes, Fierro», decía el mensaje de voz que me había dejado Oskar.
«Cariño, hablo para darte ánimos para la pelea. Liliana y yo la veremos desde casa y no desde el González, no pienso volver después de lo que pasó con tu padre. En fin, solo quiero decirte que, pase lo que pase, cuentas con nosotras. Y que no te desanimes, tú síguele pa'lante y saca garra. Confío en que darás todo de tu parte y que pondrás a México en alto. Te quiero mucho, mi amor», escuché a Consuelo desde la bocina de mi móvil.
«Sergio, sé que me dijiste que apagas el móvil unos días antes de pelear, pero solo quiero decirte que te estaré viendo con los chicos en un bar. Te echo de menos... Cuídate y vuelve pronto», sonreí al escuchar la voz de Ramón y luego abandoné el móvil en la cama del hotel en el que estaba hospedado.

La pelea sería al día siguiente, por la tarde; y ya solo me encontraba descansando para estar listo y fresco. No estaba nervioso ni preocupado, solo me sentía algo ansioso porque sería la primera vez que pelearía sin el apoyo de mi equipo, los chicos se habían puesto del lado de mi padre y, aunque no sabía qué les había dicho exactamente, ninguno me dirigía la palabra ni cogía mis llamadas. Me habían dejado solo.
Me recosté un momento y cerré los ojos, recordando los consejos de mi padre, los que me había dado para esa pelea. Habíamos visto juntos algunas peleas de Billy para estar seguros de cuáles eran sus puntos fuertes y sus debilidades. Aun así sabía que no todas las peleas son iguales, uno no pelea igual con todos los boxeadores; y estaba seguro de que él también había estado estudiándome a mí.

—Toc-toc —Daniel se asomó al tiempo que tocaba a la puerta—, ¿puedo pasar?
—Adelante.

Mi coach cerró la puerta tras de sí y luego se sentó en una silla que estaba junto a una mesa de madera, a poca distancia de mi cama.

—Acabo de hablar con tu papá —Volteé a verle con notable interés—, él fue tu entrenador durante muchos años y quería saber si tenía algún consejo para ti, pero en cuanto te mencioné, él cortó la llamada. Ahora sí, ¿me vas a decir qué sucedió entre ustedes?

Aunque tenía algunos años de conocer a Daniel y sabía que era muy profesional, no le tenía la suficiente confianza como para decirle mi secreto, y si mi padre no se lo había dicho seguramente había sido porque le daba vergüenza saberse padre de un gay.
Daniel me veía expectante, con un deje de preocupación. Yo negué con la cabeza ligeramente y luego suspiré hondo, llevándome las manos a la cabeza al sentirme estresado.

» Sergio, puedes confiar en mí. No te pido que me veas como un padre porque sé que para ti es imposible, pero sabes que sí puedes contar conmigo como un amigo. ¿Qué sucedió entre tú y Marco? —insistió—, debió ser algo muy difícil. Tú eres todo su orgullo, él me lo dijo muchas veces en el pasado.
—Hace un par de años, cuando cumplí los veintidós, él me pidió que le pidiese matrimonio a Consuelo —le conté con cierto nerviosismo—, pero yo no deseaba casarme..., bueno, Consuelo nunca se casaría conmigo tampoco —reflexioné—; el caso es que hace poco conocí a otra persona y empecé una relación. Consuelo ya lo sabe, pero mi padre no lo tomó nada bien... —le miré un segundo y sonreí forzadamente, él me veía con el ceño ligeramente fruncido—, se enojó mucho conmigo y tomó la decisión de que rompiésemos lazos.
—¿Se enojó tanto porque terminaste con Consuelo? —cuestionó extrañado.
—No, no fue por eso. Se enojó porque no está de acuerdo con esta nueva persona. No me apoya.

Él asintió todavía con los ojos entrecerrados, parecía no terminar de comprender la situación.

» No me apoya porque esta nueva persona no es una mujer, Daniel —le dije con franqueza y él volteó a verme un tanto pasmado—; no me apoya porque soy gay.
—¿Eres gay?

Alguien Digno De Mí: Libro 2 [EXTRACTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora