¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Te has sentido como si fueras lo más insignificante al lado de alguien?
Shadoune si.
Él simplemente era tan bueno que no podía creer que lo tenía como amigo, compañero ¿Amantes? Ni loco, el no merecía a tal chico tan lindo.
Quackity era todo, es como una divinidad a su parecer, cada que sonreía está seguro que nacía un gatito en el mundo. Esos lindos ojos llenos de estrellas cada vez que los ve, esa linda piel llena de pequeñas estrellas ¿Como es que a él se le veían tan bien esos lunares? Muchos creían que esos pequeños puntitos lucían feos en todos, pero cada vez que ve a Quackity está seguro que no es así, simplemente parece una maravilla creada por las propias manos de los dioses ¿Afrodita? ¿Lucifer? Cualquiera de los dos había hecho un gran trabajo creandolo.
- ¡Shadou! ¿Me acompañas a pescar? No quiero morir en el intento de ir. -Dice con un pequeño puchero, él francés se sentía tan halagado de que le pidiera algo de esta magnitud como protegerlo.
- ¡Claro Quackity!
- Ahuevo, vamos mi rey. -Amaba cuando lo llamaba así, aún sabiendo que al lado del azabache el es un ser insignificante.
Shadoune se alegra de que Quackity lo usé de esta manera, se sentía tan honrado, protegía a un angel...
Por eso cada vez que alguien se acercaba demasiado se notaba su ira y enojo ¿Que se creían los demás de poder tocar a tal ser tan majestuoso? Ni siquiera él tenía el derecho de poder tocarlo porque de seguro le haría daño a su pobre angel.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¡Pato, ven acá! -Lo perseguía Rubius después de que el majestuoso chico le haya hecho una inofensiva broma.
- ¡Ya Rubius, era puro pedo carnal! -Corria por su vida sin ver cómo de repente llegó Shadoune poniendo la punta de su espada en la garganta del oso.
