Capítulo VI

26 5 4
                                    

Con las manos en la cabeza caigo de rodillas. Mi cuerpo tembloroso cual hoja se dobla en dos, y así, hecha un deplorable ovillo en el suelo, me dejo arrastrar por la desesperación, el desconsuelo y el dolor que carcome hasta la última fibra de mi ser. Mina... Mi Mina...

»No seas una gallina, Serena. Claro que podremos costear nuestras carreras y el alquiler de la casa al mismo tiempo. En tanto permanezcamos juntas, no existe barrera que no podamos romper«

»¿Ya te enteraste? Yaten Amenus, el chico que heredó millones, estuvo preguntando por nosotras en aquella fiesta. Apuesto lo que quieras que nuestra inigualable belleza lo dejó impactado«

»Más bien la tuya. Como todos esa noche«

»¿Te lo parece? Um, bueno. Como haya sido, ni loca saldría con el clásico niño nuevo rico. Y menos si no te invita a ti también«

»Una copa al día a nadie amarga. Más bien todo lo contrario. ¿O acaso no fue un colega tuyo el que publicó ese estudio hace años? Jajaja entonces, ¿por qué no habría de ser verdad?«

»Serena, en serio, cambia esa manera de pensar o pasarás muy malos tragos en la vida«

»¿Le diste el qué al bombón? ¡Ay, no puedo creerlo! ¡Aleluya por ustedes! Ok, definitivamente esto lo tenemos que celebrar«

»Sé que casi nunca lo digo, pero... Sere, eres mi amiga y te amo; claro que estaré para ti las veces que lo necesites«

»Yo siempre tengo razón«

»Parece que últimamente la vida ha decidido que ya era momento de recompensarme y, la cereza del pastel será colocada esta noche«

Los recuerdos arrasan conmigo hasta ahogarme, igual que una marea catastrófica hambrienta de destrucción y desolación. No tengo idea cuánto me toma salir de tan lamentable estado, sólo sé que cuando me percato ya estoy vestida y corro escaleras abajo con un único pensamiento en la cabeza.
No... No es el de ir en busca del cuerpo de mi amiga. Aunque eso es ahora lo que más deseo, un sentimiento más poderoso es lo que me mueve. La venganza disfrazada de justicia. Es hora de hablar con la policía; ese maldito hijo de perra deseará jamás haber nacido.

      ________    **    _______

Le cuento absolutamente todo al agente que fue asignado a investigar el caso del asesino enmascarado. Incluso le mostré las pruebas que me llevaron a dar con la identidad de ese maldito. No más sentimentalismos. Ese amor, ese que ahora maldigo con toda el alma por haberle tomado—ya que me cegó aún en el último minuto de mi encuentro con Darien—se terminó. No existe más, ahora es odio puro. Lo detesto como nadie en la historia ha aborrecido a alguien, pues además, ahora está lo otro. De haber hecho ésta denuncia a tiempo, Mina todavía estaría aquí. Con vida y no mu... Mu-erta.

Sí, yo también comparto la culpa por haber permitido que mi estúpido corazón titubeara; no soy idiota y cargaré con mi conciencia por el resto de mi jodida existencia. Sin embargo, nada de esto estaría pasando si él no se hubiera metido en nuestras vidas.

—¿Señorita? —el agente Baez llama mi atención sacudiéndome ligeramente por el hombro.

Con ojos llorosos lo veo volver a su silla. No puede ser de otra forma, no he parado de llorar. La mesa metálica entre nosotros está llena de pañuelos y un solitario vaso de agua que me fue ofrecido hace rato. Ni eso puedo tragar. Temo que jamás volveré a dejar de sentir este nudo en la garganta.

—¿Irán por él ahora? Por favor, le ruego que me permitan estar ahí. Quiero presenciar el momento exacto en que todo su mundo se cae a pedazos, ¡igual que él ha hecho con el mío! —le pido al hombre con voz suplicante y mientras aprieto los puños. Quiero pensar que mínimo merezco eso.

El Asesino Enmascarado 🎭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora