CINCO

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Félix aterriza en tres grandes patas, nudosas con largas garras afiladas

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Félix aterriza en tres grandes patas, nudosas con largas garras afiladas. La cuarta está todavía llevando su mayor tesoro a su pecho. Espera que a su pareja le guste su nuevo hogar. Está lleno con sus tesoros. Como todos los dragones, es instintivo para él desear cosas bellas y ocultarlas para protegerlas. La cueva está llena de tesoros que ha recogido a lo largo de los siglos. Félix siempre ha tenido un gusto por las cosas buenas de la vida. Esos días han terminado, ya que no queda nada que buscar.

No hay mejor tesoro para encontrar que el que trae a casa con él en este momento.

Con una bocanada de su aliento mágico, la gran sala oscura rebosa con la luz de miles de velas blancas. Todos ellas se encienden al mismo tiempo por primera vez en cientos de años. Las llamas diminutas titilan alrededor de la gran caverna, reluciendo en millones de monedas y joyas, tapices y sedas y baúles llenos de incontables tesoros. Ninguno se compara con su preciosa, delicada y frágil pareja en la palma de la mano de Félix.

Él cuidadosamente extiende sus garras, poniéndolas lo más planas posible y baja su pata al suelo para que la muchacha pueda bajar. Lo hace lentamente, en diminutas piernas temblorosas. Una vez que encuentra su equilibrio, ella mira a Félix, finalmente obtiene una visión clara de él por primera vez, desde que se conocieron.

Resplandecientes ojos de color ámbar miran hacia abajo con cariño mientras la boca de la joven se abre ampliamente en asombro. Félix sostiene la cabeza alta con su pecho altivo. Él está orgulloso de esta forma. Quizás un monstruo aún, pero más magnífico. No hay Dragon más guapo que él, con su noble frente y escamas negras medianoche, sus grandes músculos poderosos y extraordinarias alas.

Levanta su enorme cabeza hasta el techo arqueado y exhala una bocanada de llamas azules, simplemente para mostrarlas un poco a su amada.

La joven tropieza hacia atrás, aterrizando con un rebote en su suave trasero mientras intenta ver la parte superior de la cabeza de Félix. La gran bestia se eleva sobre ella como un lobo sobre una hormiga.

Félix la contempla con caliente amor en sus ojos. Valiente pequeña cosa, ella no se amedrenta o corre. Lo enfrenta valientemente. El corazón de la compañera de un Dragón late fuertemente dentro de su pecho. Su pelo dorado reluce más brillante que cualquiera de los tesoros de oro de Félix, su piel pálida como la seda más fina y sus ojos del azul de los zafiros. Tan bonita. Incluso más bonita, ahora que Félix puede ver su interior, así como su exterior y su pureza brilla más que el diamante más deslumbrante.

—Bonita peeequeña cosa —el Dragón sisea. Su larga lengua bifurcada sale de su boca y lame sus labios con deseo.

La muchacha salta por el sonido de la voz floreciente de Félix, es la primera vez que la ha escuchado, y sus ojos se abren, pero no intenta huir. Félix advierte que la pequeña humana tiene sangre en ella. No es mucha, pero es suficiente para hacer a Félix preocuparse. Lo más probable es que la sangre sea de Félix o de la serpiente, pero uno nunca puede ser demasiado cuidadoso con el tesoro de uno. Él debe examinarla más de cerca.

Prisionero || Riverducción|| AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora