De como coincide este pequeño mundo (2da Parte)

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22 de enero

Kise caminaba alegremente a la sala de enfermería, bien abrigado para que no le retaran por razones obvias como que los pasillos eran fríos y demases.

Entró a aquella sala y se sentó entre todas aquellas señoras que le sonrieron, era el favorito, él lo sabía y se aprovechaba de eso, por aquel motivo frente de él apareció un gran trozo de pie de limón. El pequeño lo comía alegremente cuando escuchó a la enfermera de su área, Momoi entrar, desordenandole el cabello.

-pasé por tu habitación y no estabas, pequeño travieso- rió sentándose junto a él.

-¿Qué hacía ahí Momoichi?- Le preguntó sonriendo.

-Llegó un nuevo interno, un poco mayor que tu, creo, deberías de conocerle, es muy pequeño, un verdadero amor.-

-¿ah si? ¿cual es su nombre? ¿que sabes de él? -

Dijo con apuro, se aburría a montones en su piso, de enfermedades crónicas, y a pesar de que sabía que había más chicos o estaban en otras áreas o bien en otros edificios del complejo, así que daba la lucha perdida hasta que la pelirrosa mencionó al chico.

-Creo que se apellida Kasamatsu...Tiene 16 años y un largo historias clínico, culminado con hemofilia...-

-Hemofilia ¿eh?- Suspiró con pesadumbre, jamás había conocido a alguien con aquella complicada enfermedad. -¿Está con máquinas? -

-claro ¿Por qué? -

-¿Y si no puede jugar?

-Tu debes dialisarte y mira, comiendo pie de limón - Le recrimina a chica, mientras suspira con calma, Kise suspira y bosteza, acomodándose en el sofá. Momoi lo toma en brazos y lo lleva a su habitación, a menos espera que pueda dormir de corrido, hace rato que tiene pesadillas aquel pequeño.

Iba caminando por el pasillo cuando siente movimiento en la habitación del recién llegado. Entra con cuidado de no despertar al rubio y prende la luz.

-¿ocurre algo Kasamatsu? - Pregunta la de ojos rosas con una sonrisa maternal.

-S'solo me dolía el pecho...- Dijo incómodo cuando ambos notaron que el bulto que llevaba Momoi se movió.

-¿Donde estamos MomoiChi?-

-Con Kasamatsu pequeño -

Kise sonrió en toda la extensión de su cara y bajó de un salto, comenzando a correr a la camilla.

-Hola un gusto, yo soy Kise y'y!!! -Hablaba tan rápido que su lengua se trababa.

-U'un gusto Kise- Dijo con voz rasposa, tociendo un poco-

Kise lo miró confundido y luego de unos segundos corrió por el pasillo y volvió con un vaso de agua tibia.

-Ten- Le sonrió, siempre tuvo esa extraña capacidad de entender que era lo que aproblemaba al resto -

Kasamatsu aceptó y bebió con alivio, sentía como sus vías respiratorias se despejaban, dejando a sus pulmones recibir el aire que necesitaba en su cuerpo.

Kise ya se había apoyado en el sofá y miraba con interés al nuevo, solo que lentamente se estaba quedado dormido. Momoi lo volvió a tomar en brazos y le sonrió a Kasamatsu.

Él la miró con duda y sonrió -¿Qué tiene él? - Preguntó con timidez.

-Insuficiencia renal- Le sonrió con tristeza y Kasamatsu asintió, prefiriendo claramente no volver a preguntar, era lo mejor de seguro.

Momoi se llevó a Kise a su habitación, arropandolo con tristeza y conectando todas esas atadosas maquinas que le ayudaban a seguir vivo, y se preguntaba porque rayos la gente tan bella tenía que sufrir tanto.

~o~o~o~

23 de enero.

Tatsuya caminaba junto a su hermano por las calles de aquella ciudad, si los veías probablemente no pensarías que son algo, primero porque Tatsuya era mayor 4 años y aún así era más bajo que Taiga y la explicación era simple, Tatsuya era adoptado. Y lo más grandioso del asunto era que eso, en vez de separarlos, los unía más, sobre todo el hecho de que Taiga era el que más apoyaba al pelinegro cuando de su enfermedad se trataba.

Taiga visualizó una tienda y optó por entrar, debían comprar cosas para el almuerzo ya que apenas habían vuelto a Japón y sus padres no volvieron con ellos por trabajo, aun así el dinero no escaseaba para el par de hermanos, que a pesar de ser ambos menores de edad no habían tenido problemas con el traslado, aunque a Himuro solo le quedaban meses para los 18 años.

Tatsuya afirmó que esperaría fuera y vio entrar a su hermano, él por mientras se apoyó en la pared junto a la puerta y dejó descansar a su vista, su cabeza comenzaba a zumbar otra vez. Cerró los ojos unos instantes, los suficientes como para que un gigante de cabello morado le chocara repentinamente.

saltó hacía atrás asustado y frotó sus ojos con un poco de molestia, disculpándose con el adolescente que sólo veía sus caramelos desparramados con tristeza.

El pelinegro sonrió y le entregó aquellos dulces que aún podrían ser salvados, el gigante los recibió, musitó un forzoso gracias y cruzó la calle, entrando a su casa.

Jamás nadie había llamado tanto la atención del chico del lunar, y aquello no le molestaba en lo absoluto.

-¿Qué sucedió?- le preguntó Taiga al ver su cara de asombro...

-¿Viste Shingeki no Kyojin?-

-¿Sí?- Le miró curioso y muy confundido.

-Pues un titan salvaje apareció y boté sus dulces... y fue extraño.-

-Nuestra vida no es normal hermano-

Y rieron juntos de regreso a casa

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N.a: Quise hacer a Himuro mayor que el resto de la Kiseki no Sedai porque si Himuro era menor mi plan no iba a funcionar jejeje *Se esconde bajo una piedra*

Eso, espero les haya gustado xd

Historial clínicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora