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Se habían encontrado con un restaurante gourmet. Minho no quería entrar, pero Felix insistió tanto que hasta juro tirar el dinero que había robado.

—Tú, te ves fascinante, pero yo... yo no encajo aquí.

—Porque sólo robas ropa que no tiene ningún valor —dijo Felix poniéndose bálsamo labial.

—Esa ropa que tú tienes ya la tenías contigo.

Felix puso los ojos en blanco y se bajó del auto para buscar en su maleta algo para Minho.

Encontró un sacó de su padre. Mientras guardaba sus cosas había echado por error uno de sus sacos que él había usado días anteriores.

—Toma —Minho lo tomó y miró la marca.

—Es caro...

—Por supuesto que lo es —dijo obvio—, no deberíamos estar hablando de eso. Sólo úsalo y ya.

—¿Por qué tenías algo así en tu maleta? Además tu abrigo es de lana... es que tú estabas viviendo en un hotel.

—Ganaba bien, ¿sí? —dijo cansado.

—Los bailarines no ganan bien, debido a su contrato con el lugar. Ross me habló de eso.

—Minho —dijo golpeando su asiento haciendo que sonara un golpe seco—. ¿Qué esperas que diga? ¿Que me robé esto? ¿o que lo compré con la fortuna que tengo escondida de ti?

—Sólo quiero saber más de ti...

—Pensé que no te interesaba de ese modo. Lo nuestro sólo es sexo y correr riesgos. Somos criminales, no somos amantes, no somos como Bonnie y Clyde. Nosotros damos pena, sólo estamos juntos porque ninguno de los dos quiere estar solo. No nos amamos.

—No hables por los dos —dijo Minho, luego se puso el saco y se bajó del auto dirigiéndose al restaurante. Felix lo siguió, estaba enojado por eso dijo todo eso, estaba seguro que sí le gustaba, pero no estaba seguro en si lo amaba.

Lo alcanzó y antes de entrar le dijo.

—Hay que calmarnos, sino haremos una escena en el restaurante. Hablemos de esto en el auto y... —Minho miró su brazo siendo sujetado por Felix y lo apartó entrando al lugar.

La mujer les preguntó si había reservación. Minho hablaba con mucha naturalidad y Felix no podía dejar de mirar a la mujer con miedo. No conocía bien a Minho, pero sentía que él era esa clase de personas que cuando se molestaba rompía todo a su paso. Aunque tampoco quería pensar eso de él, ya que nunca le había hecho alguna escena.

—Minho —habló Felix—, vámonos, no quiero estar aquí.

—Pero tú eligiste este lugar —dijo molesto siguiendo a la chica.

Ella les acomodó una mesa a un lado de la ventana.

Felix se acomodó el abrigo y miró con ceño a Minho, pero este sólo tenía la mirada en la carta.

—Este lugar es delicioso —mencionó Felix, intentando acabar con el incómodo silencio entre ambos.

Minho sentía que no encajaba ahí, porque el saco podía ser cualquier cosa, pero su vestimenta debajo era tan normal. Una camisa blanca y un pantalón negro que lucía un poco descolorido. Y Felix con su camisa beige de cuellito y ese abrigo de lana color café. Le daba un aspecto de alguien que en verdad fuera importante en la sociedad.

—¿Ya habías venido aquí? —preguntó Minho

—No, pero es gourmet. Lo caro siempre es bueno.

Minho apretó la mandíbula. Felix estaba acabando con su paciencia, comenzaba a sonar tan interesado que le causaba naúseas de sólo escucharlo. Debía hacerlo entrar en razón.

—Felix, yo te amo —dijo de pronto. Felix se quedó serio y desvió la mirada. Él también lo amaba o eso quería creer, pero no quería pensar de esa forma porque en cuanto supiera que es hijo del hombre al que quiere robarle, estaba seguro que lo iba a odiar. Pero él no era feliz con su familia, se sentía mejor con Minho incluso lo sentía como su familia—. Sé que es demasiado pronto, pero en verdad me gusta estar contigo. Quiero verte bailar en los escenarios más importantes y quiero que estemos juntos. Esto es en serio.

Felix bajó la mirada, quería llorar, nunca se había sentido tan amado por alguien. Pero no podía dejar de preocuparse por lo que vendría después.

—Pero yo no tengo nada valioso, sólo no me gusta que hables de cosas caras. Soy alguien que roba para sobrevivir, deberías pensar también en eso.

—Ese es tu problema, tú sólo quieres sobrevivir y yo no quiero sobrevivir —dijo Felix—. A mí me gusta vivir.

Minho esbozó una pequeña sonrisa y se recargó en el asiento.

—Debo admitir que es cierto —dijo Minho—. Yo también quiero vivir. Vivir contigo.

—Eres demasiado cursi —Felix se levantó y acarició la nariz de su novio—. Larguémonos de este lugar y compremos hamburguesas.

Minho celebró y tomó la mano de Felix saliendo del lugar.

𝐼𝒟𝒦 << 𝑀𝒾𝓃𝓁𝒾𝓍 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora