deseos de cosas imposibles [gialian]

seis

Me quedé tieso en mi lugar, totalmente congelado, apenas reconozco a mi amigo de la infancia. Sus rizos estaban más formados, más largos, sus rasgos estaban más definidos y estaba mucho más grandote, incluso su campera con el logo del club no lograba ocultar sus brazos formados por entrenamiento. Era surreal tenerlo frente mio y creo que él tampoco puede creer lo que estamos viviendo.

━━¿Elían? ━━Preguntó él incrédulo.

━━¿Agus? ━━murmuré de la misma manera. ━━¿sos vos?

Entonces siento sus brazos rodearme, yo también lo hago, o intento hacerlo a pesar de todas mis cosas que tengo cargadas. Era sorprendente tenerlo acá, que me está abrazando, era real. Ya no importaba lo que pasó hace años, ahora éramos dos amigos reencontrándose después de mucho tiempo.

━━¿Qué hacés acá? ━━Me pregunta con una sonrisa apenas nos apartamos. ━━No puedo creerlo.

━━Trabajo acá ━━Expliqué con el mismo entusiasmo. ━━Soy fotógrafo, estamos haciendo una sesión de fotos.

━━¿Sos fotógrafo? Yo trabajo con los preparadores físicos. ━━Me cuenta mientras pasa una de sus manos por sus rulos, ahí veo un anillo cuyo material supongo que es oro, con unas pequeñas inscripciones, como iniciales. A lo lejos escuchamos que lo llama uno de sus compañeros de trabaja, él le dice algo en italiano luego se dirige a mi. ━━Pará, ¿estás viviendo acá?

━━Sí, sí. En una residencia de por acá.

━━Un día debemos salir, ¿hace cuánto estás? Te puedo mostrar la ciudad ━━Ofrece. ━━¿A qué hora salís hoy?

━━En un par de horas, no creo que más que eso. ━━Le digo. Otra vez su compañero insiste y él se va alejando de mí a duras penas.

Él vuelve a decir algo en italiano, luego responde. ━━Sino pasame tu número, Insta, algo.

━━Mi insta sigue siendo el mismo, mi número también ━━Digo, él hace un pulgar arriba mientras corre al otro hombre del club.

Agustín desaparece por uno de los pasillos y yo me dirijo al baño donde mojo mi rostro, intentando despertar del sueño que creo estar. Tras unos minutos observando fijo al espejo acepto que esto es real, que no es mi mente con una alucinación, no es un delirio, sino que me encontré con mi amigo de infancia luego de años de estar distanciados por ser dos cabezas huecas.

Él se veía bien. Demasiado bien.

Basta, lo último que quiero es desempolvar esos tontos sentimientos que nos condenaron, o al menos a mi, romper nuestra relación de años. No volvería a cometer ese mismo error. No quiero perderlo ahora que los astros se alinearon para darnos una nueva oportunidad.

Iba a cuidar nuestra amistad. Seguramente él estaba en pareja, ese anillo era una clara señal de ello, es decir, era imposible siendo él un chico increíble que nadie lo haya tomado. Además, yo tampoco podría llegar de la nada y decirle, sabés sigo enamorado de vos a pesar que yo te dije que no quería verte más. De hecho, volverte a ver me hizo darme cuenta que seguís haciendo latir mi corazón como si estuviera por sufrir un ataque.

No, por supuesto que no.

Es por eso que cuando termino de sacarle sus correspondientes fotos a la promesa del club italiano espero por mi compañero a que finalice su entrevista y de ahí le insistí que nos vayamos rápido, mientras menos posibilidades tenga a tentarme a siquiera imaginar alguna posibilidad que arruine mi excelente plan de no estropear cualquier paso a restaurar nuestra amistad mejor.