Era temprano cuando dos chicos se levantaron de dormir, cada uno en su cuarto hacían lo de siempre cuando se levantaban. Chester se levantó y se cambió de ropa después de buscar alguna que le gustará, fue al baño de su cuarto y se cepillo los dientes y se lavó la cara, salió de su cuarto y paso por la puerta de Mike supuso que ya se había despertado así que bajó las escaleras y fue a la cocina.
No lo vio ahí, le pareció extraño pero vio a su mamá esperando su desayuno así que sonrió y se acercó a darle los buenos días.
— Buenos días mamá
— Buenos días bebé, que raro verte sin ese chico siguiéndote, tu sirviente
— Debe estar cambiándose, sabe a qué hora despertar – fingió una voz sería y su mamá asintió.
Salió una chica de la cocina con una bandeja para la reina, luego se acercó algo temerosa a Chester.
— ¿Qué quiere desayunar su majestad? – preguntó ocultando sus manos temblorosas.
— Huevos con tocino y café, gracias – la chica lo miró impresionada, el rey nunca le dió las gracias por algo, reaccionó cuando vio su cara sería y se metió corriendo por la puerta antes de que cambiará de actitud.
En ese momento Mike entró a la cocina y los vio a ambos sentados en la mesa.
— Buenos días majestad, buenos días mi rey – saludó con una sonrisa, la reina le devolvió el saludo y Chester lo miró con una pequeña sonrisa que después borró cuando vio a su mamá mirándolo, empezó a actuar.
— Vaya un minuto más y pensé que debía ir a cantarte las mañanitas, que no vuelva a pasar
— No mi rey, lo siento – dijo Mike haciendo una reverencia, presenciando la escena vio como Chester fingió delante de su mamá así que empezó a jugar también.
— Desayuna Mike, hoy saldremos – Mike asintió y se fue por la puerta cuando la chica entró con una bandeja que traía el desayuno de Chester.
El desayuno pasó normalmente, la reina preguntó a dónde saldría su hijo y él dijo que verían una carrera de caballos su madre asintió y le dijo que se cuidara, lo que no le dijo a su mamá es que irían disfrazados. Después de vestirse para no ser reconocidos Mike y Chester salieron del castillo en el auto del tatuado hacia el hipódromo, lo único que le gustó a Chester de su disfraz era la gorra que traía.
— Buena actuación mi rey – dijo Mike mientras conducía, Chester rió.
— Mi madre ya me había visto medio raro cuando le dije gracias a la cocinera
— ¿Le dio las gracias? – preguntó ahora sorprendido.
— ¿Por qué todos se sorprenden? – preguntó volteando los ojos.
— No se ofenda mi rey pero… no es normal en usted
Chester le sacó la lengua y siguió mirando por la ventana, Mike se rió por ese gesto y siguió conduciendo hasta que por fin llegaron al hipódromo. Cuando llegaron Mike salió del auto y dió la vuelta para abrirle la puerta a Chester, ambos se acercaron a una ventana viendo los nombres de los caballos, apostaron a uno que se llamaba rayo y luego fueron a la pista.
— ¿Siempre viene aquí? ¿Le gusta apostar?
— No, solo a veces para pasar el tiempo, venía antes con mis… amigos… pero esos bastardos ya no me importan – suspiro molesto mientras veía la pista aún la carrera no empezaba.
— También tuve amigos falsos, es mejor alejarse de ellos, mandarlos a volar y que no te importe, seguís con tu vida sin personas tóxicas
— Que sabio… – Chester hizo una pausa y se aguanto la risa, lo que Mike notó.