capitulo 6

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William W Smith

--vamos nena, se que puedes tragar más—jadeo mirando a la sirvienta que le eche el ojo esta mañana, ella se atraganta mas con mi polla llevando la al fondo de su garganta, suspiro por el placer que me crea.

Estamos en medio del pasillo, intente aguantar las ganas hasta la noche, pero la adrenalina me encanta y mas en estas situaciones, además de que ella cada que pasaba a su lado me hacia ojos bonitos, no podía aguantar más la tentación de esa boquita en mi polla. La tomo del pelo marcando un ritmo más rápido y adentrándome mas profundo en su garganta.

Lagrimas salen de sus ojos pero aun así no paro de utilizar su boca, sigo penetrando asta que siento que estoy apunto, hay es cuando lo saco de su boca, abro una puerta que tenía atrás resultando ser una habitación de invitados, no hace falta que le explique lo que hay que hacer, ella se empieza a desvestir mostrando sus pechos de gran tamaño y de areolas rosadas, al tener el uniforme no podía ver la pequeña cintura que posee, cuando ya esta totalmente desnuda veo su vagina, se ve que tiene unos días de a ver se afeitado, vellos claros adornaban esa zona.

Yo me empiezo a quitar la camisa, y termino de quitarme el pantalón que esta a medio quitar junto con el bóxer, ya no tener nada observo su mirada en mi deseosa de tocar t lamer cada parte de mi cuerpo, me acuesto en la cama y le hago señal para que venga.

--a cuatro patas cariño, como la perrita que eres—le ordeno, no negare que tengo algunos fetiches y fantasías las cuales tengo que cumplir en nuestros días aquí.

Ella obedece mi orden agachándose para estar a cuatro patas, gatea en mi dirección asta estar arrodillada mirando mi polla que palpita por atención, la sirvienta me mira esperando la siguiente orden, sonrió en su dirección, tomo la base de este ofreciéndosela, no dura mucho para abrir sus labios y pasar su lengua en la punta la punta, hace ese movimiento un par de veces antes de metérselo todo a la boca. Duramos un buen rato en eso asta que me canso de esa posición.

Al cansarme de la posición me levanto con su boca en mi polla, agarro su cabello y empiezo a marcar un ritmo mas salvaje, el sonido de su garganta al recibirme dentro me produce placer, entro y salgo rápidamente, no me importa dejarla sin aire provocando que aruñe mi pelvis lo que me provoca más placer, salgo un momento a lo cual ella respira aceleradamente por la boca, no le doy tanto tiempo ya que vuelvo a arremeter contra su boca.

Siento una oleada de placer ya conocida para mí, aumento mis movimientos buscando liberar ese placer que tanto hanelo tener, la sirvienta deja escapar algunas lagrimas y con esa imagen de su rostro con el maquillaje corrido, me dejo liberar dejando caer mi decendencia en su boca, ella se lo traga sin problema, quisiera llegar a más, pero no me excita tanto, no es mala ni tiene mal cuerpo, pero no me interesa volver a repetirlo, no con ella.

Tomo mi ropa colocándomela de manera rápida, me acomodo los pantalones y las otras prendas de ropa, la veo hacer lo mismo a la sirvienta con su uniforme, me agradezco mentalmente por no llegar a más, quien sabe si tienen una enfermedad o algo, soy algo paranoico con ese tema, tal así que con las pocas que me he acostado les e exigido un papel medico que me confirme que estén limpias. Al ya estar listo voy a la puerta.

--adiós señor—se despide la sirvienta que aún está a medio vestir. Salgo sin decir nada

Voy rumbo a la cocina a buscar algo de comer, tengo ganas de algo dulce, camino por el pasillo en dirección a mi destino, cuando llego observó a una chica joven, de pelo castaño, mediana, y un cuerpo no tan voluptuoso, no diré que es fea o que no tiene nada por que para mi todas son hermosas a su manera, ella no tiene tanto busto, pero si una cantidad aceptable, el trasero no es como los que me gustan, pero ella tiene lo suyo, una piel pálida y algo delgada para mi gusto, a decir verdad.

el caso de la familia wínchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora