XIII

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Llegaron al otro día, Nicolás los fue a buscar. Su madre los recibió preocupada.

-¿Por qué no respondiste mis llamadas? ¿Estás bien?

-Tengo edad suficiente para pasar la noche en un hotel sin permiso, mamá. ¿Sí?-dijo con la sonrisa más boba de todas. Su madre abrió los ojos como platos y luego desvió su vista hacia Rodrigo, quien también sonreía.
El azabache entró al anexo, Nicolás lo empezó a revisar.

-Esto no está bien, Ivo. Estás sudando. Mirame, ¿cómo está tu vista?

-Estoy casi seguro de que sos Nicolás. ¿No?

-Sí y estoy casi seguro de que tomaste. ¿No?

-Voy a estar bien.

-Dios Iván.

-La pasamos bien-susurró.

Rodrigo se fue más temprano, ya que había cumplido un horario más extenso, aunque técnicamente la boda era algo voluntario, los padres de Iván le dieron ese día libre.
Le mandó un mensaje a Germán para que se junten, este estaba corriendo así que le pidió al ojiverde si podía acompañarlo, pero no iba a correr, prefirió ir en bicicleta.

-No voy a ir a nuestras vacaciones. ¡Me necesitan en el trabajo!-gritó ya que iba atrás de su novio, no logró alcanzarlo en velocidad.

-Pero dijiste que me ibas a apoyar...-Se iban a ir a Noruega, dónde Germán correría una larga carrera con obstáculos y cosas por el estilo.

-¡Y lo estoy haciendo, Germán! Odio andar en bicicleta y lo sabés... Pero tengo que ir a este viaje con Iván.

-¿Por qué no contratan a una enfermera?

-¡Porque ese es mi trabajo!

Germán se detuvo al igual que Rodrigo. -¿Qué es esto, Rodri? Tu trabajo parece tener más prioridad que todo lo demás.

-Ger esto es importante, en serio.

-¡Pero son nuestras vacaciones!

-Simplemente... no puedo.-Germán se fue corriendo, apenado por la situación-¡Ger!-gritó, pero el otro ya estaba lejos.
De repente un mensaje cayó a su celular, era de Nicolás.

Iván había vuelto a ser internado, y no por cualquier cosa, le dió una neumonía.

Rodrigo pedaleó lo más rápido que pudo hacía el hospital. Una vez dentro corrió hasta encontrarse con Nicolás, quien estaba fuera de la habitación donde tenían a Iván.

-Está estable.

-Pero...¿neumonía?-dijo aún agitado.-El sábado a la mañana solo tenía tos.

-Sus pulmones son débiles, lo sabés Carrera.

Carrera volteó a ver hacia la habitación, había una gran ventana que dejaba ver adentro. Clara estaba con él, debía esperar afuera, todavía no podía entrar.

Se quedó a dormir en el hospital, con miedo de que sea algo grave, deseaba estar ahí por si algo pasaba. Durmió en las sillas de espera, con su suéter encima, tapándolo del frío.

Claramente no pudo descansar bien, todo era incómodo y su propia preocupación hizo que no pueda ni siquiera cerrar un ojo. Se levantó muy temprano e hizo un café para la señora Buhajeruk, quién se había dormido sentada al lado de su hijo.

-¿Café?-ofreció entrando a la habitación.

-Gracias.

-¿Cómo está?

-Creo que un poco mejor.

-¿Querés que me quede un rato?

Clara la observó, cansada-me encantaría cambiarme de ropa, gracias.

𝔂𝓸 𝓪𝓷𝓽𝓮𝓼 𝓭𝓮 𝓽𝓲  - rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora