Price On Emotion

4. Harry

El calor rodeo mis dedos. Cada vez que los sacaba, volvía a succionarlos. Mi corazón golpeaba contra mi caja torácica mientras veía mis dedos ser tragados por el trasero de Louis nuevamente.

Me dolía la polla, y todo en lo que podía pensar era en deslizarme dentro de él. ¿Se sentiría bien?

"Cálmate-"

"Harry", dije antes de que me llamara niño otra vez. Estaba lejos de ser un niño. El hecho de que fuera virgen no significaba que no había crecido.

Louis arqueó una ceja y yo me retorcí. Incluso con las piernas abiertas y mis dedos profundamente dentro de él, el hombre era intimidante.

"Harry, deja de jugar y ponte el condón. Estoy lo suficientemente lubricado".

"Pero todavía estás tan apretado".

"¿Quién de nosotros es el virgen aquí?" preguntó Louis.

El calor envolvió mi rostro y aparté la mirada.

"¿Estás seguro de que no necesitas que te lo ponga?"

Cogí el paquete de papel de aluminio y lo abrí. Jugueteé con la goma. Era pequeño como la mierda. No había manera de que encajara en mi polla. Louis me lo arrebató de la mano y me empujó contra la cama. "Realmente es injusto que tengas esta polla monstruosa y no tengas idea de cómo usarla".

"Aprenderé".

Louis se rió. "Sí, eso sigues diciendo". Sus ásperos dedos se cerraron alrededor de mi polla, y mi cabeza cayó hacia atrás contra la cama mientras un gemido salía de mí. Nadie me había tocado tanto.

"Se supone que debes estar mirando. Espero que no esperes que te ponga el condón cada vez".

Mi pecho se sentía apretado cuando traté de aspirar aire, pero no fue suficiente. No importa cuánto lo intenté, sentí que me estaba asfixiando. Levanté la cabeza, mi visión nadando mientras miraba mi pene en la mano de Louis.

Mierda. Incluso en sus grandes manos, mi pene se veía grande. Me tapé la boca con el dorso de la mano, tratando de ahogar los gemidos que no podía contener.

"Sostén la base así. Estira el anillo. Asegúrate de dejar un poco de espacio en la punta y deslízalo hacia abajo de esta manera".

Louis arrastró el condón por mi pene, encerrándolo en el látex delgado.

"Esta apretado."

"Diría que podríamos prescindir de él, pero estoy seguro de que te correrías en segundos. No necesito un minuto, hombre", dijo Louis.

Acarició mi pene, y más placer corrió por mis venas, arrastrando un gemido ahogado. Incluso con la protección, podía sentirlo todo, pero casi le pedí que se la quitara solo para poder sentir su mano desnuda nuevamente.

El placer se acumuló en la boca de mi estómago y se apretó, haciéndome imposible pensar más allá de lo bien que se sentía todo. Las manos de Louis desaparecieron y mis ojos se abrieron de golpe. No me había dado cuenta cuando los cerré. Se recostó y abrió las piernas con una sonrisa en su rostro.

"Veamos si vale la pena la cantidad que gasté".

Trepé por la cama entre sus piernas. Mi polla yacía pesadamente entre mis muslos, rogando por entrar a Louis. Arrastré mis ojos por su cuerpo. Tatuajes y cicatrices lo llenaban por todas partes.

Había tanto que asimilar en mis ojos que no podía concentrarme en una sola cosa. Chasqueó los dedos frente a mi cara y parpadeé un par de veces.

"Lo siento."