CAPÍTULO 1

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PRIMER DÍA

Elendor Duhé

Suspiro apretando mi cuaderno mientras todo el mundo sale y la soledad me abarca al quedarme sola, suspiro acostumbrada a esta experiencia. Los pasillos ya están desiertos y como no sonreír sintiéndome la protagonista de una película, pero me falta un antagonista.

«Parezco loca».

Noto mi cuerpo por todos los espejos que paso, es una mala costumbre a la que me impuesto y quiero cambiar, tomo las escaleras con urgencia, para llegar a dirección en busca de mi teléfono, le sonrío a María que me dedica una mirada cargada de alegría al repetirse los mismo de todos los días.

—Siempre tarde Duhé—me lo entrega y solo queda reírme, desde que entré aquí el año pasado siempre me pasa algo a última hora y pues llego tarde.

—María me amas, acéptalo mejor —se lleva la palma de la mano a la frente, cansada de mí—tienes que superarme ya te dije que me gustan los hombres.

Me voy mandándole un beso, mientras ella no deja de reírse, abro la puerta de la enfermería para despedirme...

—Llegas dos minutos tarde, pero muy normal en ti Duhé—me reprocha.

—Hola modelo ¿Me extrañaste? —se levanta con su bata la cual esconde un cuerpo como ya dije de "modelo" apenas en sus 36 años, eso es un premio, al menos para mí es así.

—Duhé mejor deja de cortarte el pelo y sí, te extrañé —la abrazo sé que no le gusta los abrazos, pero lo hago a propósito, su hija es la mejor amiga de Lily, tienen un año sin verse y es algo que le duele mucho a mi hermana.

No la conozco ya que su padre casi nunca la deja salir, y era Lily la que iba a su casa seguido, sólo las escuchaba en llamada todas las noches.

—Está lindo ¿Verdad? —lo muevo acostándome en la camilla.

—¡Ay no se desmayó! —empiezo a toser cuando me pone alcohol en toda la cara y se va corriendo con su bulto, siempre me hace lo mismo, por eso no vengo tan seguido.

Me arreglo antes de salir pensando que le voy a hacer mañana, mi celular empieza a vibrar y tiene que ser lo que me jode todos los días.

Mira tú, acuérdate que tienes que venirme a buscarme el domingo que se aproxima, o sea no este porque eres bien estúpida a veces, sino el que viene.

Sigue parloteando sobre qué domingo es para que no me equivoque, solo me quedo esperando a Alex el pretendiente de mamá, siempre me busca en su taxi, pero no llega.

—Lily hablamos más tarde...

—¿Entendiste? Espero que sí.

Me encamino a casa, él siempre llega puntual, no sé qué pasó, pero espero que nada malo, entro a algunas tiendas donde el olor a cremas y perfumes de Victoria's Secret me inunda.

Son extremadamente baratos, para los olorosos que son, tengo la colección completa, ahora quiero de Chanel y Dior, ya tengo, pero se están acabando.

Observo a los dos lados de la calle antes de cruzarla, arreglando mi falda, cuando subo la mirada, mis ojos llegan al cielo al extenderlos tanto, ya que un auto se acerca a toda velocidad hacía mí, el aire que estaba en mis pulmones, termina de irse y sólo cierro los ojos esperando el golpe.

Que nunca llega.

Miro a los ojos del conductor que me observa como si estuviera en otro universo, la gente mira y sigue por su camino como si nada, olvido que estaba al punto de ser atropellada y me centro en el hombre de pelo castaño que intenta salir, aunque el vómito lo tome en media calle, mi molestia aumenta cuando más de cuatro autos empiezan a tocar el claxon atrás y tengo que moverme rápido a ayudarlo.

CUÍDAME ELENDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora