II

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Hoseok dejó su departamento una hora antes de que Yoongi despertara. O al menos eso decía la nota pegada a su refrigerador, escrito con prisa era un milagro que descubriera lo que aquellos trazos querían decir. Eso y los años de practica con la mala escritura de los adolescentes.

El clima por la mañana no era el peor. Eso pensó para quitarse de la cabeza el mensaje. Le permitía soñar con la frescura de una brizna de aire.

Arrancó la nota antes de encaminarse al baño para tomar una ducha. Las clases empezaban en una hora y tenía el tiempo contado. El agua fría terminaría de despertarlo, el placer de sentir el golpe del agua lograba relajarlo. No perdió tiempo en quitarse la poca ropa que aún lo cubría, al girar la manija, un poco de agua lo salpicó erizándole la piel. Meterse debajo del agua era siempre la parte más difícil.

Dio dos saltos para tomar valor.

—Ugh.—se quejó. El primer contacto lo hacía retorcerse antes de acostumbrarse.

No gastaba más de diez minutos para estar satisfecho, cerró la llave y con el agua deteniéndose tomó la toalla para secarse. Era un hombre precavido, la ropa que usaría ya estaba lista fuera de su clóset.

Su segundo despertador comenzó a sonar para avisarle que le quedaban quince minutos para salir de su departamento.Tomaría el autobús esa mañana, su auto se mantenía en el taller. Y no tomaría el metro bajo ninguna circunstancia.

Complicaciones básicas de la vida adulta.

Una vez cambiado, el espejo le regresó una imagen por lo menos decente. Para ser un profesor no se sentía como uno aún con la ropa que escogía para dar sus clases.

Quizás fuera su cabello largo rozándole los hombros. O tal vez su pequeña figura que uno que otro alumno sobrepasaba. Se acomodó una última vez la camisa blanca y recogió el resto de sus cosas. El maletín negro resguardaba todo lo que necesitaba, incluso el cambio exacto para el autobús.

Reviso que trajera sus llaves consigo y se encaminó a la puerta con paso rápido. Una vez afuera colocó el seguro y se fue al ascensor. El calor empezaba a hacerse notar, incluso con el cabello aún un poco húmedo sentía que el sudor estaba por hacer acto de presencia.

Las puertas se comenzaban a cerrar cuando lo escuchó.

—Deténgalo, por favor. —los pasos apresurados le hicieron tocar el pequeño botón a su derecha. —Gracias. —una cara nueva. Seguramente su nuevo vecino.

Maldición.

Jung Hoseok tenía razón. Era guapo. Muy guapo.

Y si. Era alto.

Ojos marrones y labios gruesos. Yoongi solo pudo fijarse en esas cosas, de lo contrario habría pasado demasiado tiempo observándole, y eso no era bueno. No una buena impresión al menos.

—Buenos días. —saludó al fin. No le quitaba nada ser cordial.

—Buenos días. —respondió, aún con la voz un poco agitada por la pequeña carrera que había tenido que realizar.

—Es nuevo aquí. ¿Cierto?—estaban por llevar a la planta baja.

—Sí, recién llegado. —asintió mientras hablaba.

La conversación murió ahí.

En primer lugar porque eran dos completos extraños.
En segundo, porque habían llegado a su destino.

Dejaron el ascensor y por la mera inercia de la situación salieron a la calle juntos. La parada del autobús estaba bastante cerca, Yoongi no tardó en notar que se dirigían al mismo punto.

Thirsty || Jinsu ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora