♡ | 05

99 10 0
                                    

     Pasó una de las peores semanas que tanto Wooyoung y San habían tenido. Casi ni se podían mirar a la cara. Con suerte podían dirigirse la palabra. En ningún día pudieron levantarse de su cama por cuenta propia. Era sólo para que no les dijeran nada.

     Todo estaba siendo incluso más difícil de lo que ya pensaban. No podían olvidar ni un segundo de la vez en la que se besaron, no podían dejar de pensar en que nada de eso podría volver a pasar, ni nada parecido, por ningún motivo. Ambos se sentían como con las manos y pies atados. Indefensos. Incapaces de hacer algo para arreglarlo. Sólo podían aceptar su situación.

     Pocos días después de que esa semana pasó, San se obligó a levantarse temprano. No podía estar así de decaído por siempre. No podía fingir estar bien por siempre. Quería intentar desconcentrarse un poco de todo lo que estaba pasando y todos los problemas inevitables que tenía.
     Eran las ocho de la mañana. Hace unos minutos el padre de San había salido para ir a su trabajo, y San ya se había levantado y estaba por salir de la casa para salir a caminar e intentar despejarse.

     Para su suerte, al ser bastante temprano, estaba bastante silencioso. Sentía de repente una ligera brisa fresca que lo tranquilizaba un poco.

     No tenía pensado un lugar específico al que llegar antes de devolverse. Sólo caminaba. Tampoco estaba muy al tanto del tiempo que llevaba haciendo eso. Sólo quiso concentrarse en lo que hacía, lo que veía, lo que escuchaba.

     —San —escuchó una voz conocida de repente que lo sacó de sus pensamientos—, ¡cuánto tiempo! ¿Cómo va todo?

     Miró al hombre que lo había saludado. Lo reconoció luego de pocos segundos; era compañero de trabajo de su padre. Varias veces había ido a su antigua casa, desde que era adolescente, para pequeñas reuniones que tenían. Aunque esos últimos meses no habían tenido otra de esas reuniones. Por eso mismo no se acordó inmediatamente de quién era al verlo.

     —Oh, hola, uh... Todo bien —terminó intentando mostrar una sonrisa amistosa.

     —Qué bueno... ¿Y tu papá? ¿Ha logrado conseguir otro trabajo?

     San no supo qué contestar. No entendió bien la pregunta. ¿Por qué su papá tendría que conseguirse otro trabajo cuando ya tenía uno?
     Estuvo unos segundos intentando pensar en lo que se refería el hombre con la pregunta, pero no lograba llegar a nada.

     —... ¿Cómo?

     —Que si ha podido encontrar un nuevo trabajo... Digo, fue hace como cuatro meses ya que lo despidieron. Me imagino que habrá buscado otro, ¿no?

     Cada segundo San entendía menos. Hasta se preguntó si realmente el hombre a quien le hablaba era quien creía que era, o si estaba dentro de un sueño extrañamente realista. Ese mismo día escuchó a su padre salir de la casa a la hora de siempre para trabajar.

     —Uh... ¿No sigue en ese trabajo? —fue lo que San logró decir mientras seguía intentando ordenar su mente.

     —No, hace tiempo ya... ¿De verdad no te dijo nada?

     —... No... ¿Está seguro de que hablamos de la misma persona?

     Soltó una corta risa—. San, claro que sí. Tú mismo pregúntale... Encuentro raro que no te haya dicho, de todas formas... Pero bueno, ya debo irme. Ten un buen día —sonrió amistosamente antes de seguir con su camino.

     —... Gracias...

     San se quedó parado unos segundos, sin saber bien qué hacer o qué pensar. Estaba realmente confundido.
     Quería distraerse de lo que había pasado la semana anterior, pero no planeaba hacerlo de esa forma.

     ¿Realmente era cierto? ¿De verdad habían despedido a su padre hace meses y él no tenía idea? Se supone que ese último tiempo sí salía temprano y llegaba tarde los días de semana por trabajo. O al menos eso decía su padre. ¿Era realmente así? Además, si fuese cierto, ¿por qué lo habría escondido?

     Sabía que ahora con eso también en mente fácilmente podría perder el camino por el que vino, así que prefirió comenzar con el camino de vuelta a casa. Mientras, seguía intentando procesar lo que le habían dicho. También trataba de encontrar alguna razón por la que, si todo eso fuese cierto, su padre no había dicho nada.
     En el camino recordó de repente la época en la que su padre le comenzó a insistir en comprar sólo lo necesario. Comenzó a sacar la cuenta, y recordaba que eso había comenzado hace algo más de dos meses, o quizás tres. Y el compañero, o ex compañero de trabajo de su padre, dijo que hace cuatro meses que su padre fue supuestamente despedido. Sentía que eso podría ser una gran pista de que lo que le habían dicho era verdad, pero seguía sin encontrar una razón por la que su padre pudo haber escondido eso. Pensó por unos segundos que quizás no dijo nada y consiguió trabajo pronto luego de ser despedido, pero en ningún momento había dejado de decir eso de no gastar de más desde que comenzó a hacerlo. Descartó entonces esa idea rápidamente.

     No sabía bien qué hacer. Lo único que se le venía a la mente era sólo ir y preguntarle a su padre lo que pasaba. Pero para eso prefería esperar a un momento en el que tuviese la mente algo más ordenada, y en un momento en el que él y su padre estén solos en casa. Tenía que aclarar la situación.

     Especialmente al tener un pequeño sentimiento negativo respecto a todo.

———————— ✿ ————————

obstacle | woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora