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     San despertó sintiéndose pesado. Casi como si se hubiese arrepentido de abrir los ojos.
     A penas volvió su conciencia, volvió también el recuerdo de lo que había pasado ayer casi de inmediato. Dentro de poco, ya sentía algunas lágrimas formándose. No quería recordarlo, pero era inevitable. También frustrante el no poder pensar en nada más. Quería pensar en otro método para destapar la verdad, pero el recuerdo del primer intento fallido lo atormentaba y bloqueaba cualquier otro pensamiento.

     Todo ese día estuvo luchando contra ese recuerdo. No fue hasta la noche que finalmente logró dejarlo un poco de lado.

     Debía ahora pensar en otra forma de actuar. Tenía que pensar en otra cosa, en algo mejor. Algo irrefutable. Casi que su mismo padre dijera o diera indicios de sus verdaderas intenciones.
     Al principio intentó pensar en decir alguna cosa que haga alusión al supuesto trabajo de su padre en presencia de Wooyoung y su madre, pero rápidamente descartó la idea. Sabía que la sola presencia de Wooyoung, siendo alguien a quien ya le habló de todo, lo tendría demasiado nervioso como para poder concentrarse por completo en hacer eso. Y aunque lo planee todo, definitivamente el estar así le jugaría en contra.

     Entonces siguió pensando. Se le ocurrían y descartaba varias ideas.
     Luego ya eran casi las dos de la mañana. Y finalmente una idea le estaba convenciendo más. Tuvo primero la idea principal, que fue desarrollando. Mientras más lograba concretar esa idea, más se culpaba por no haber pensado en eso antes. Era una idea bastante simple que fácilmente se le pudo haber ocurrido antes que la primera opción. Supuso que al haber pasado todo tan recientemente, en ese primer momento de buscar una solución no tenía la mente lo suficientemente clara para pensar en mucho más.
     Por suerte lo que debía hacer era de cierta forma fácil, sin mucha gente de testigo, al menos al principio. Sólo debía esperar al momento adecuado, preparar bien las cosas que debía decir y cómo comenzar a decirlo. Y revisar cómo funcionaba la grabadora de su celular.

· · · · ♡ · · · ·

     San esperó dos semanas. Era un sábado.

     Estaban a punto de preparar la cena. A ese punto San pensaba que tendría que esperar otra semana más, y ya comenzaba a desesperarse. Mientras más tiempo pasaba más sentía que llegaría pronto el momento en el que comenzarían a preparar la boda. Estaba contra el tiempo, y era peor no saber cuánto era ese tiempo.

     Aunque una luz de esperanza apareció cuando la madre de Wooyoung dijo que se dio cuenta de que algunas cosas faltaban, y que iría a comprarlas rápidamente. En ese momento estaban ella, Wooyoung y San en la sala de estar. Wooyoung pidió a su madre acompañarla, y la mayor le preguntó luego a San que si los quería acompañar también. Claramente se negó.

     Una vez Wooyoung y su madre salieron, San comenzó a prepararse.

     Su padre estaba todavía en su habitación. Sólo debía ir y comenzar con todo.
     Cómo le habría gustado que fuese tan fácil como sonaba dicho así.

     Estaba asustado. Ahora que ya estaba seguro de que su padre no había cambiado en nada, y sabiendo que estaban solos en la casa, temía lo que pudiese pasar. En especial si su padre de alguna forma descubría lo que estaba pasando.
     Pero pasara lo que pasara, todo valdría la pena al final.

     Estuvo un rato intentando calmarse lo más posible, lo más rápido posible. No quería que por nerviosismo se le notara que estaba tramando algo, pero debía actuar pronto. Y eso justamente lo ponía más nervioso. Le estaba costando bastante, y estuvo varios minutos así. Ni siquiera estaba seguro de cuántos. Entonces intentó transformar su nerviosismo en determinación. Si no era ahora, no sabía cuándo podría ser. Por suerte en esas dos semanas no había pasado nada, pero perfectamente podría pasar dentro de pocos días. Incluso al día siguiente.

     En ese momento, antes de perder por quinta vez la valentía para comenzar con todo, subió rápidamente la escalera, sin sobrepensar todo lo que podría resultar de lo que sabía terminaría en una discusión o incluso algo peor. Cuando se encontraba fuera de la habitación, encendió la grabadora de su celular, el cual apagó después. Se aseguró luego de que la grabadora seguía grabando, y tocó la puerta.

     —¿Wooyoung y su madre salieron? —preguntó al abrir y ver a San.

     —Sí, a comprar.

     —Bien, ¿qué quieres?

     A ese punto convivir con su padre le disgustaba. Cuando estaban los cuatro en la casa se comportaba como el padre perfecto, y apenas se enteraba de que eran sólo los dos en la casa, volvía a tratarlo indiferente como siempre.

     —Hablar —dijo decidido, al entrar a la habitación.

     Su padre, sin cerrar la puerta, se giró hacia él.

     —¿Qué quieres ahora?

     —Esto tiene que parar.

     —¿Qué...? No vendrás con lo mismo de la otra vez, ¿o sí?

     —Claro que sí.

     —No te voy a escuchar entonces, esto ya lo hablamos. Sal de acá.

     —No lo haré, me tendrás que escuchar primero. Esto no puede seguir así. No puedes usar los sentimientos de otra persona a tu beneficio.

     —¿Y qué se te metió a ti? ¿Qué clase de forma de hablar es esa? ¿Se te olvidó que además de ser mayor que tú soy tu padre?

     —No, pero no sabes cuánto me encantaría olvidarlo.

     —Uy, qué pena ¿no? Eres un infeliz. Yo estoy tratando de conseguir dinero y tú aquí intentando llevarnos a la calle. ¡Entiende que es la única opción! Casi ni hay trabajos que me puedan aceptar. Ya me separaré cuando tenga trabajo y dinero suficiente, pero por ahora esto es todo lo que se puede hacer.

     —¿De qué estás hablando? ¿Infeliz yo? ¿Te estás escuchando? ¡Tú eres el que se comprometió sólo por dinero! ¿No te da ni un poco de vergüenza?

     —No, no me da nada. Ahora, aprende a callarte. Acéptalo. Ya te dije, tú también te ves afectado si no tenemos dinero, ¿es tan difícil de entender?

     —Sí, sí lo es. ¿Como puedes ser tan egoísta? ¿No ves lo feliz que está la mamá de Wooyoung con esto? Si tan sólo supiera que es todo una cosa de oportunismo. Realmente no entiendo cómo puedes mirarla sin sentir nada de culpa, sabiendo que estás fingiendo todo, absolutamente todo.

     —Ya deja el tema, ¿quieres? Eres realmente insoportable, ya suficiente tengo con tener que estar aquí, todo para tener el techo y comida asegurados. ¿Tú quieres perder eso? ¿Quieres morir tirado en la calle por hambre? Vete de aquí si tan mal te sientes. Vete a la calle, y yo me quedó aquí sin problemas.

     —No lo haré, no dejaré que sigas con esto.

     —¿Y qué harás? ¿Acusarme? Como si te fuesen a creer. Ya ríndete. No lograrás nada con esto.

     San vio cómo su padre abandonó rápidamente la habitación, molesto. Pero a penas llegó al pasillo, paró en seco.

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obstacle | woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora