Estábamos ambas sentadas en la cafetería de la escuela, hablando sobre el "gran" concierto que darían al día siguiente. Escuchaba a Hanna, mi mejor amiga, parlotear sobre lo patética que según ella sería la banda que tocaría. -No sabes las ganas que tengo de que se valla la luz a mitad de la primera canción-Habló irritada- -No entiendo que tienes contra ellos-murmuré tan bajo como para que solo ella me escuchara- -Yo? Nada, solo no me caen bien y ya, son muy ruidosos. -Ya se, pero por lo menos podrías... -Oh por dios Lilith cállate, ni que hubieras ido a conciertos de ellos antes.-habló, a lo que yo le respondí- -Y tú si? -Iba a seguir hablando, pero justo en ese momento vi a Hanna mirando a la puerta con una expresión confusa, al darme la vuelta lo vi, era el, el motivo de mis traumas, mi amor platónico, mi obsesión oculta.... EraHans Miller
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....Recuerdos... Eso me vino a la mente al verlo, todas las noches que me colé en su habitación para verlo dormir, las veces que lo observaba desde mi ventana, las veces que lo seguí a su escuela.... Todo
Me volteé a mirar a Hanna, quien me estaba mirando, frunciendo el ceño.
Lo volví a mirar, camino mirándome fijamente, y se sentó al otro lado de la cafetería, en una mesa con uno de los de la clase de Hanna, Mattew. Observé a Hans de pies a cabeza, su cabello negro callendo por su pálida piel, sus ojos negros, y sus labios adornados por un piercing negro en una de las esquinas. Seguí escaneandolo con la mirada, observé su brazo, en el que estaba tatuada una serpiente. Al levantar la mirada lo encontré viéndome fijamente, encontré burla en su mirada, sonrió disimuladamente al ver mi cara de fastidio.
-Voy a clase -le dije a mi amiga, levantándome rápidamente y caminando a la salida. Sentía la mirada de aquel chico en mi espalda. Aquella pequeña necesidad que tenía cuando era niña, volvía a aparecer, está vez, más fuerte.