9. Entrando Por Completo En Su Vida

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Me tumbó en la cama y terminó de desnudarme, me gustaba esa sonrisa traviesa que tenía en la cara. Entonces pasó lo qué llevaba deseando desde un inicio, Ruby Jane bajó por el camino de mis piernas hasta llegar a mi sexo que estaba empapado a más no poder y comenzó a chuparlo de manera deliciosa, quise poner mis manos en su cabeza, pero me lo impidió mientras seguía devorándose por completo mi coño. Me acosté por completo en la cama, disfrutando de sus húmedas caricias y mis gemidos se escuchaban por toda la habitación, al fin me estaba haciendo lo que tanto había querido y de qué forma, sentía su tibia boca absorber mi clítoris sin parar, al tiempo que sentía su respiración cálida colarse en mi centro haciéndome sentir un cosquilleo único.

Yo me mordía los labios ante las grandiosas sensaciones que me estaba provocando, no sé cómo pude contenerme y no gritar su nombre que ya conocía. Cuando estaba a punto de terminar, ella se detuvo y me besó ansiosamente, entrelazando su lengua con la mía en tanto sus dedos se deslizaban por mi feminidad y me hizo explotar en ellos.

Se separó lo mínimo para tomar aire. Quise besarla, pero seguía sin dejarme, así que hice uso de mi fuerza y logré tirarla en la cama colocándome encima de ella y la sujeté de las muñecas con fuerza, pero sin lastimarla, ella me miró confundida y yo me reí.

—Fue tu idea jugar rudo esta vez... Prohibido tocar o prolongaré más la tortura —expliqué sobre sus labios.

La fui desnudando lentamente, al tiempo que la besaba y lamía, le quité la ropa interior con mi boca y después la giré para recorrer su espalda con mis labios, mi lengua y mis manos. Su respiración se volvió errática y después me suplicó que la hiciera mía, era lo que más había deseado todos estos días, pero quería embriagarme primero de su aroma, de su sabor, quería comprobar si me había necesitado tanto como yo a ella. Ruby Jane se acostó de frente y me tumbé sobre ella, uní nuestros sexos pero casi no me moví, entonces volvió a suplicar.

—Necesito que vayas más rápido —exclamó demandante.

—¿Me extrañaste? —pregunté acelerando por fin el ritmo de mis caderas.

—¡Sí! —respondió con un grito.

—¿Cuánto? —inquirí mientras me movía suavemente.

—Mucho —dijo entre gemidos deliciosos que me excitaban más.

—¿Mucho? —insistí disminuyendo la velocidad de mis movimientos.

—Muchísimo —aclaró tratando de besarme, pero no se lo permití.

—Demuéstrame que tanto —ordené.

Entonces empezó a retorcerse debajo de mí y se movió de manera desenfrenada llevando el ritmo contrario del vaivén de mis caderas, incrementando el roce de nuestros sexos, estábamos tan mojadas que me deslizaba con demasiada facilidad, ella arqueó la espalda provocando que el placer aumentará. Así comprobé lo que quería saber, Ruby Jane me había echado de menos tanto como yo a ella. Su cuerpo, las expresiones de su rostro, sus manos, sus gemidos me lo decían, nuestros cuerpos se fundían en uno solo, en una sincronía perfecta, yo sentía mi sangre hervir en cada rincón de mi ser hasta que ambas llegamos al orgasmo y me dejé caer sobre su cuerpo.

No sé cuánto tiempo me quedé unida a ella sin moverme, pero mis piernas se rehusaban a moverse, me reusaba a dejar de sentirla y no iba a ir en contra de eso, había pasado muchos días sin sexo y estaba ansiosa, así que la besé desesperadamente, aprisionando su lengua, mordiéndosela ligeramente mientras ella me acariciaba la espalda. Fui besando su mentón hasta llegar a su cuello que mordisqueé levemente en tanto una de mis manos acariciaba uno de sus senos y pellizcaba suavemente su pezón. Ruby Jane jadeaba placenteramente y, aunque no quería, tuve que levantarme para cambiar de posición y seguir haciéndola mía, le di un pequeño beso lamiendo sus labios antes de incorporarme.

Libre hasta que apareciste en mi vida | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora