13. Eres Para Mí

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Al llegar al supermercado noté que seguía seria conmigo, la ayudé a bajar del auto y se siguió caminando, esperaba que pronto se le pasara el disgusto. Al menos me habló, eso era buena señal, así que hicimos todas las compras, en uno de los pasillos había una pareja de ancianos, mientras yo buscaba unas cosas, escuché su comentario y sentí una gran alegría al ver lo que proyectábamos Jennie y yo, parecíamos recién casadas, algo que no se me había ocurrido.

Cuando me acerqué a ella la noté como ausente mirando a la pareja, seguramente también había escuchado lo que dijeron. Me moría de ganas de saber lo que pensaba al respecto y la miré a los ojos tratando de encontrar la respuesta, le sonreí y después entrelacé mi mano con la de ella, como si fuéramos novias y caminamos hacia las cajas para pagar.

Íbamos de regreso a la casa y una loca idea se me ocurrió, la deseaba tanto y debía aprovechar el que nos encontráramos solas y lejos, entonces manejé en dirección a un pequeño bosque que normalmente estaba desierto, pero como no sabía si ya se le había pasado del todo la molestia hacia mí, fingí que el auto se había descompuesto y ella se lo creyó.

Vi que se acomodó en su asiento y yo hice lo mismo, empecé a jugar con mis manos ideando la forma de acercarme a ella sin que sospechara que el auto sí funcionaba, me volteé para mirarla y comencé a acariciar su rostro, como si tratara de grabármelo, puse un mechón detrás de su oreja en tanto ella sostenía una de mis manos y me acerqué para besarla, necesitaba mi dosis de su néctar. Entonces ella hizo algo que me enloquecía, tomar el control y puso mi mano sobre su seno que empecé a acariciar mientras ella desabrochaba mi camisa, agradecí traer uno de mis lubricantes con sabor, sospecho que lo vamos a usar.

Hice que se sentara sobre mí y nos besamos de nuevo mientras metía mis manos por debajo de su suéter para acariciar su delicada piel, después me besó el cuello, bajó a mi torso y depositó suaves besos, yo sentía como mi temperatura se elevaba y mi respiración se hacía pesada. Me desabrochó el cinturón y liberó mis piernas de mi ropa inferior solo dejandome la interior que ya estaba empapada para este punto, se quitó su suéter y entonces besé el nacimiento de sus senos en tanto ella deslizaba su mano por mi sexo, desabroché su pantalón y metí mis dedos para frotar su centro, ella jadeó y sentí como se humedecía. No pude evitar el recriminarle que trajera pantalón, si llevara falda todo sería más fácil, claro que como ella misma me dijo, no había modo de que supiera que lo haríamos en el auto.

Empezó a quitarse las prendas que estorbaban mientras yo reclinaba el asiento para quedar más cómodas, para luego buscar en la parte de atrás el lubricante de fresa. Jennie me hizo un comentario bastante gracioso, jamás me imaginé que pensara que era la dueña de la empresa de juguetes L.M., debía sorprenderle el que llevara ese tipo de objetos conmigo, fue un hábito que adquirí desde que entré a la sociedad, pero fue en aumento una vez que la conocí a ella.

Se sentó nuevamente sobre mi regazo y yo la hice escalar por mi cuerpo hasta que la coloqué justo en el lugar que yo quería, mi cara. Su sexo empezó a remolinarse en mi cara, presionandome y ahogandome en el proceso, comenzó a moverse lentamente llevando el ritmo de la acción, con sus manos apoyadas en las ventanas para tomar impulso, yo acariciaba sus muslos y subía hasta sus nalgas apretándoselas.

A pesar de que ella estuviera sentada en mi cara, alcancé a mirarla fijamente, percatándome del enorme placer que sentía y gimiendo sin parar. Ella empezó a acariciarme provocando que jadeara justo en su centro y sin pensarlo le dí una fuerte nalgada que la hizo gritar. Así nos quedamos un buen tiempo, Jennie seguía moviéndose, ahora con mayor rapidez y yo movía mis caderas buscando caricias más profundas, escuchaba sus gemidos que provocaban que mi placer aumentara. Instantes después emitió un gritito y sentí como su cuerpo se agitaba llegando al orgasmo junto conmigo.

Libre hasta que apareciste en mi vida | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora