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Los Ángeles, California.
17:54 p.m.
★彡 - 彡★Era un viaje largo, lo mejor de todo era que teníamos a donde llegar y no andaríamos en busqueda de algun hotel o alojamiento como si fueramos un par de foraneos en un nuevo lugar.
El departamento amoblado que encontré por internet tenía una maravillosa vista a la ciudad y a la vuelta se encontraba la Universidad Estatal de California. Estaba ansioso de ir y conocer, mi beca fue aplicada para estudiar clases de teatro y mejorar mi actuación.
— ¿Crees que yo pueda encontrar un trabajo aquí?
— Pensé en todo eso cuando lo conseguí, Tom. — rodee sus hombros con mis brazos, apegando mi cuerpo al suyo. Miraba sus ojos y luego sus labios mientras sonreía, estaba a punto de devorarlos. — Tienes que tomar un taxi para que te deje en el taller mecanico que está en el centro de la ciudad, no es tan lejos según lo que me dijo Laila.
— Me encanta, mientras pasas tus clases yo voy a distraerme trabajando para no estar solito.
— Ay, bebé... — le di un beso suave en el pucherito que se formó en sus labios y sonrió.
— Te juro que tú vas a ser mi inspiración para hacer mi trabajo rápido y volver a casa ansioso de encontrarte ahí esperandome. — sentí mi rostro arder, para ocultarlo lo besé nuevamente.
— ¿Te gustaría llamar a mamá para que sepa que hemos llegado bien?
— No, estoy algo cansado. Quizás mañana por la mañana antes de irnos.
Me alejé de Tom para comenzar a arreglar mi ropa en el closet junto con la suya, me gustaba tener todo bien ordenado que al momento de buscarlo lo encuentre con facilidad y no tenga que dañar todo.
Tom era lo opuesto, le he visto tantas veces desordenar su closet para encontrar una camisa y luego dejar todo echo un desastre.
— Oye, no es porque sea grosero o algo por el estilo pero necesitamos rentar un auto.
— No hay problema, no me acordé que los taxis aquí te sacan un ojo de la cara. — mordí mi labio inferior y fruncí el ceño. — ¿Quieres que mañana busque un lugar donde rentarlo?
— No, más bien... compremos entre los dos y cuando tenga mi primer sueldo lo damos todo como una entrada, así nos vamos turnando... una cuota tú, otra yo y así sucesivamente hasta terminar de pagar.
— Me ofrezco a dar la primera cuota, ¿sí? Igual cuento con el dinero para comprarlo al contado si gustas.
— Uhm... prefiero como te dije, cincuenta y cincuenta.
— Está bien. — dejé la primera maleta de lado y seguí con la otra. — ¿Crees poder hacer una lista de todas las cosas que necesitaremos para nuestro nuevo hogar?
— Si, ahorita. — sacó su móvil y salió de nuestra habitación.
Las cosas que hagan falta iríamos los dos a comprar el fin de semana que tengo libre, mhmm...
También necesitaría comprar los útiles escolares para mí. Los principales esferos, cuadernos, una mochila, cartuchera y ya el resto compraría si el docente me lo pide.
— Oye, cariño, en pocas nos hace falta de todo, no tenemos ni siquiera en que hacer la comida, donde servirla, tomar el té y así...
— Joder. — me levanté y estiré mi cuerpo, me tronaron los huesos por estar tanto tiempo agachado.
— ¿Cuando empiezan tus clases?
— Uhm. — busqué mi móvil entre todo el rebulicio que estaba echo y busqué en PDF que me mandaron desde la universidad. — Pasado mañana.