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— ¿Qué es esto? —preguntó el rubio curioso, sosteniendo una pequeña rueda que tenía una estrella en el medio.

— Eso sirve para un ritual, no es nuestro, lo trajo un mortal. —respondió el pelinegro.

— ¿Mortal? ¿Te refieres a los humanos?

— Sí, los hum.. —iba a decir algo, pero la presencia de alguien lo detuvo. — Jeon, pensé que tardarías.

El pelinegro se aproximó, con una expresión tranquila en el rostro. — No, ya estoy aquí.

Observó al rubio, quien seguía inspeccionando la rueda en sus manos. — ¿Dónde está Mingyu?

— Él se fue, tenía cosas que hacer. Y yo también las tengo, así que si ya estás aquí, debo irme. Fue un gusto Taehyung, muy interesante tu historia. —se despidió con un gesto cortés, dejando al pelinegro y al rubio a solas.

El pelinegro se giró hacia el rubio con una sonrisa leve. — ¿Qué tal la pasó, detective? —preguntó, mientras se dirigía al minibar, sacando una botella de trago "Mendis Coconut Brandy" y le ofreció un trago al rubio.

El rubio se acercó a una silla cercana y se sentó. — No gracias, yo no bebo. Y la pasé bien, tus amigos son buenas personas.

— Sí, son amigables. —dijo el pelinegro—. ¿De qué hablaron?

— Nada interesante. —nisiquiera quería verlo a la cara.

— Mm, ¿me las cuentas? —preguntó mientras se acomodaba en una de las sillas—. Dígame, detective, ¿usted está soltero?

El rubio no entendía por qué diablos le hacía esa pregunta. "Le interesa mi vida amorosa, hijo de puta" pensó. — Sí, o bueno tenía una novia.

— Bueno, por lo menos sé que no eres un mentiroso. O no es una idea para proteger a esta mujer. —puso la foto de su exnovia en la mesa, el rubio simplemente se quedó observándo la fotografía, eran ella y él, abrazados, ella le daba un beso en la mejilla y el simplemente la abrazaba y sonreía. Nisiquiera se había percatado que faltaba esa foto en su billetera.— ¿No dirá nada, detective?

— No. —soltó el rubio cuando por fin se atrevió a mirar a los ojos al pelinegro. Sus ojos eran demasiado negros, podía notar que no había nisiquiera un reflejo, ni una luz, solo eran negros, oscuros. — Dijiste que me sacarías de aquí, quiero salir.

— Dije que lo haría, detective, y lo haré. Pero le dije que le enseñaría algunas cosas. —nisiquiera cortaba la mirada con el rubio. Los ojos de Kim eran azules, parecía un lago cristalino, el pelinegro nisiquiera quería perderse de verlos.

— ¿Enseñarme más? ¿No cree que ya vi suficiente?

— No. Hay algo más importante. Primero: mi padre quiere conocerte.

— ¿Qué?

— ¿Qué?

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Póker - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora