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El capitán Min YoonGi era conocido por su mal genio, lo que se reflejaba en su rostro majestuoso, con cabello largo de color menta y ojos oscuros felinos. Sin embargo, eso no hacía justicia a su verdadera personalidad.

En ese momento, era crucial admirarlo, ya que detrás de él se encontraba una gran cartelera con fotos de las últimas atrocidades de la ciudad: Póker, un asesino en serie. Hasta el momento, había dejado siete víctimas, lo peor era que sólo eran niños, suficiente para que el capitán tenga una gran molestia en los huevos.

Póker era un caso complicado, inteligente y meticuloso, sin dejar rastros claros más que la palabra "Póker" en cada víctima. La esperanza residía en que cometiera un error en su próxima víctima, pero hasta entonces, las pistas eran escasas.

El capitán estaba decidido a asignar un detective para seguir una pista reciente. Aunque había elegido a alguien no interesado en el caso, este detective había sido retirado temporalmente debido a problemas personales, (algo como al pobre le dejo su novia, y para hacerlo más divertido, por otro hombre)

Ahora estaba siendo reintegrado de nuevo por el capitán, esperándo que no vuelva a faltar y así no tuviera que darle una patada en el culo.

Pronto un detective se encontraba llegando, tenía una cara de cabreo total, tal vez porque no era a él a quién había asignado esa dichosa pista. Y justo detrás de su cara insólita tenía a su detective favorito, que no solo se venía mal, sino encima gracioso, tenía una gran camisa de Blanca nieves, su pelo se encontraba despeinado, tenía los ojos cansados y sin ningún tipo de reflejo.

El detective se detuvo en la puerta, enfrentando al capitán con determinación, mostrando que no estaba dispuesto a tolerar ser menospreciado por haber sido reasignado.
—Vamos, Kim, quítate de la entrada y deja de lamentarte, ya tengo suficiente con verte.






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Póker - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora