72. Las flores que florecen en el barrio de luces (VII)

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72. Las flores que florecen en el barrio de luces (VII)

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“Xin’er, Xin’er…” unas suaves manos acariciaron su rostro mientras lo llamaban. “¿Has estado llorando? Tus ojos están hinchados”

“Mm…”

Sintiendo su cuerpo pesado, Xin’er intentó despertar del todo. Se acomodó en medio de la cama y lo primero que vio con claridad, fue el amable rostro de Fang Yin.

“¿Entonces no fue un sueño? ¿De verdad esta es mi voz? Y la tuya…” los ojos de Xin’er volvieron a brillar, llenándose de hermosas lágrimas llenas de felicidad.

“Es real” Fang Yin dijo con firmeza.

Xin’er asintió. Al final había salido todo bien. Al fin podía escuchar. Al fin podía escuchar la voz de la mujer que lo había estado cuidando durante todo este tiempo.

El médico que lo había tratado, le había dicho que se trataba de una sordera parcial. Como ya había nacido con ella, no existía una cura que le permitiera escuchar para siempre, solo de forma temporal en ciertas ocasiones.

Pero a Xin’er no le importaba.

Mientras existiera una solución, él sería feliz.

Xin’er no sabía si llorar o reír. Estaba feliz, emocionado y melancólico al mismo tiempo. Al final optó por dibujar una sonrisa en sus labios, la más bonita que alguna vez pudo mostrar.

“Gracias por todo, mamá”

Fang Yin se quedó sin palabras. Era la primera vez que Xin’er la llamaba de aquella manera. Sus ojos se humedecieron, pero hizo un esfuerzo por no llorar.

“Gracias por todo, hijo”

Aquellas frases se quedaron grabadas en el corazón de ambos, repitiéndose cada día como una bonita y alegre melodía.

(...)

“Creo que eso es todo… Ese es mi pasado” Xin’er terminó de hablar, evitando sus miradas.

Pero Bing Ming no parecía satisfecha. Ni Shi Minzhe.

“¿Cómo que eso es todo? ¿Qué pasó después? ¿Y…?” Bing Ming se adelantó a preguntar.

“No pasó nada más. Continué mi vida con normalidad, feliz de al fin poder escuchar algo. Y llegué aquí hace unos años, donde os conocí. De verdad que no hay mucho más que contar” los ojos de Xin’er brillaron con sinceridad, tan bonitos y profundos como siempre.

A Bing Ming no le quedó otro remedio que rendirse. Tampoco quería molestar más a Xin'er. Por otro parte, Shi Minzhe sentía, más bien sabía que faltaba parte de la historia. Empezando por el detalle de que no les contó si al final recordó algo de sus padres.

Tendría que quedarse con la curiosidad. O preguntarle en otra ocasión.

Shi Minzhe clavó su mirada en él, al mismo tiempo que le preguntó: “¿Todavía tienes esa pintura?”

“Sabía que me preguntarías eso…” Xin’er no era tonto. En realidad esperaba que Shi Minzhe reaccionara así. “Si, todavía la tengo”

Sin poder evitarlo, el cuerpo de Shi Minzhe se tensó, sintiendo una emoción desconocida.

“Cuando llegué aquí, me traje la pintura conmigo. Así tendría un recuerdo de mi madre mientras estuviera lejos. Lo que no sabía, era que después de tanto tiempo, vería a alguien tan parecido a esa tal “Shi”. Por eso te dije que algo en ti se me hacía conocido la primera vez que nos encontramos” Xin’er explicó con calma. Cada una de sus palabras calando en la consciencia de Shi Minzhe.

"Transmigrando en la realidad" [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora