𝙲𝚊𝚙. 𝙸

1.6K 138 3
                                    

Jennie, alias cupido, volaba siguiendo la energía que le era tan conocida, al estar cerca las vio en seguida sentadas en el parque, dos chicas con una atracción tan poderosa solo significaba una cosa, eran almas gemelas, y solo faltaba flecharlas para finalizar, y comenzar a la vez, con esa unión.

Sonrió conmovida por ver tal conexión, ambas eran muy afortunadas de encontrarse y sería un placer para la pelinegra unirlas para siempre. Sacó el par de flechas destinadas para ambas chicas y las acomodó en su arco, apuntó a la pelinegra primero y lanzó, pudo ver como la flecha se hundió en el centro de su pecho y se formaba una hermosa luz blanca consumiéndola, sonrió e hizo lo mismo con la rubia. Ambas chicas se miraron con una sonrisa y ojos de amor, el trabajo estaba hecho, solo era cuestión de tiempo para que estuvieran juntas.

Sonrió mirando alrededor, no sentía nada, era hora de seguir deambulando hasta donde la llevara su destino para poder unir a la siguiente pareja. Le dio una última mirada a su más reciente pareja, y entonces la vio.

-¡Hola chicas! -Una chica con cabello castaño se acercó a las dos chicas que estaban sentadas en el césped-

Jennie entreabrió los labios con sorpresa al verla, todo dentro de ella se detuvo al verla y oírla, si solo su apariencia era hipnotizante, su voz lo era aún más. Voló acercándose a el trío de amigas para verla de cerca, vio como se sentaba y le sonreía a ambas chicas que le contaban sobre algo y la chica no podía parar de reír, Jennie sintió toda su piel erizarse con aquel sonido tan hermoso de su risa, se sentó frente a la castaña sin dejar de mirarla.

La pelinegra había conocido muchos humanos a lo largo de su existencia, que no era corta, pero nunca a una como ella, y eso era lo que la mantenía tan hipnotizada, la curiosidad que despertaba en la hermosa Diosa no era común, ¿qué podía hacer sentir curiosidad a alguien con el mundo de Jennie? Absolutamente nada, había visto todo, había conocido todo de la tierra y de su mundo celestial, lo bueno y lo malo, ya no había nada en el universo que pudiera sorprenderla, o eso creía.

Pero ahí estaba esa humana, tan común como cualquiera, pero a la vez tan única para Jennie. Con ese pelo corto color chocolate, un espeso flequillo cubría su frente y cejas, hermosa nariz que se veía aún mejor de perfil, hermosos labios carnosos y una piel perfecta.

—Lisa, tienes que estar ahí en media hora. –La rubia le dijo a la castaña revisando su celular. Jennie, que no había escuchado absolutamente nada de la conversación hasta ese momento, sonrió al escuchar el nombre de aquella chica.

Lisa, se llama Lisa, que hermoso. –Pensó Jennie.–

Jennie sonrió y se acercó aún más a Lisa, podía ver cada detalle de su hermoso rostro a esta distancia, suspiró sin poder evitarlo. La castaña mostró preocupación en su rostro al mirar a su amiga rubia, por lo que la Diosa se obligó a prestar atención a la conversación para saber qué problemas tenía la linda chica.

—Gracias Rosie, solo venía a saludarlas, no quiero llegar tarde a mi cita. –Lisa sonrió ansiosa, al verla Jennie no pudo evitar sonreír también, pero en cuanto entendió lo que acababa de escuchar frunció el ceño mirándola con enojo, ¿dijo cita?

­ —¡Entonces corre! A Sara no le gusta esperar. ­–La rubia le animó, Jennie frunció más su ceño enojada con esa rubia. ¿Por qué animaba a su linda Lisa a ir a una cita?

—¡Gracias Rosie, gracias Jichu, nos vemos! ­–Lisa se levantó caminando apurada mientras con una mano las saludaba, Jennie rápidamente voló hasta estar al lado de la castaña de nuevo.– ¡No puedo llegar tarde! –Susurró mientras miraba la hora en su reloj de pulsera.-

La diosa negó repetidas veces como si ella pudiera verla, no quería que fuera a ver a esa chica. Jennie ya había llegado a su vida, no necesitaba a nadie más ahora.

La castaña llegó por fin a su destino, un bonito café moderno, abrió la puerta mirando con ansiedad a su alrededor, al verla una sonrisa adornó su cara y caminó hasta Sara que estaba sentada en una mesa saludándola con una sonrisa. Jennie al verla rodó sus ojos cruzándose de brazos siguiendo a SU chica.

–¡Sara! Lamento hacerte esperar. –Lisa se sentó frente a ella peinando su cabello nerviosa, la chica frente a ella le sonrió mientras negaba.

—Llegas justo a tiempo, Lisa.

Jennie la imitó con burla, acababa de conocerla y ya la detestaba.

Sara se veía como cualquier humano en el mundo, con su cabello rojo, piel bronceada, cejas delgadas y rasgos comunes, la Diosa casi suelta una carcajada por haberse preocupado por ella, no tenía oportunidad con su linda Lisa.

–Te ves hermosa, Sara. –Lisa dijo con sus mejillas sonrojadas, y a Jennie casi se le salen los ojos de la sorpresa, ¿acaba de escuchar bien?

—Tú mucho más. –La atrevida de Sara tomó su mano encima de la mesa, la pelinegra no podía contener su furia, se lanzó hacia ella y fue directo a estrangularla, pero sus manos traspasaron su cuerpo, no podía tocarla.–

La diosa gritó en desesperación, ambas chicas seguían en su mundo, y Jennie no podía hacer nada más que mirarlas con rabia.

Después de ordenar su comida Lisa se levantó para ir al baño, la diosa se quedó frente a Sara pensando que hacer con ella, la mesera minutos después trajo los platillos que ambas habían ordenado y Jennie al ver como la trabajadora le sonreía a la pelirroja una idea cruzó su mente.

Con una sonrisa malévola tomó dos de sus flechas y apuntó a Sara con rabia y luego a la mesera con decisión, ambas flechas entraron en el centro de su pecho y pudo sentir de inmediato su nueva conexión.

—Perdón si sueno muy lanzada pero, ¿la chica con la que vienes es tu pareja? –La mesera le sonrió tímidamente a Sara, la cual negó mientras la miraba embelesada. Entonces... ¿Me darías tu número? Solo si quieres.

Ambas se sonrieron, Sara aceptó encantada, guardó su número en el teléfono de la mesera y esta prometió llamarla. Claro que lo haría, Jennie se encargaría que esas dos se casaran con tal de tener a la pelirroja a una distancia muy considerable de su Lisa.

Sonrió con satisfacción cuando al llegar su castaña, Sara la mirara completamente diferente, y en cambio, estuviera distraída echándose miradas con la mesera que estaba igual, perfecto.

Le dio un poco de tristeza ver el desánimo de la linda castaña, pero su felicidad era más, Lisa era suya desde hoy, y no dudaría en alejar a cualquiera que se le quisiera acercar. No sabía que tenía esta humana, pero sabía que lo que sentía era muy fuerte, tanto como las conexiones que sentía en las parejas que unía a diario.

A Jennie le gustaba Lisa. No, Jennie se enamoró de Lisa, y este era su único propósito desde hoy, estar con ella.

Las personas que debía enamorar en el mundo podían esperar, desde hoy Lisa era su único trabajo.

Cupido se había enamorado.

----------------------------

Hola a todos los que le dieron una oportunidad a esta historia, espero les agrade y le den una oportunidad a los siguientes episodios, perdonen si hay errores ortográficos o cualquier error.

Trataré de actualizar cada día hasta completar los veinte episodios que tengo planeados. Espero me apoyes votando, comentando y leyendo la historia, me motiva mucho al escribir. También pueden dejar sugerencias con la historia, ya esta mayormente planeada pero me gustaría saber a donde les gustaría que fuera la trama.

Sin más que decir, gracias por estar aquí.

Cupido me odiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora