𝙲𝚊𝚙. 𝚇𝚇𝙸

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Catorce de febrero. Cumpleaños de Jennie, San Valentin.

Se alejó del edifico y caminó hacia la parada de autobús, tomando flores de los jardines como hacía antes, pero esta vez para sí misma, las contempló y las puso encima de la silla metálica.

Emprendió su camino para empezar con su segundo y último día aquí, era la hora de hacer lo correcto.

Lisa sería feliz, por encima de su felicidad, porque la amaba.

— 🏹 —

Stella abrió los ojos y lo primero que observó fue el ramo de girasoles sobre el escritorio, notó una pequeña nota a su lado, se levantó y la tomó para leerla.

El médico dijo que podrías salir esta tarde, justo a tiempo para ir por tu cita a la fiesta de san valentin de la que me hablaste, me tomé el atrevimiento de comprar el ramo para que se lo dieras a Lisa. Vendré por ti en unas horas, el vestido que querías usar está en el armario, suerte. 

-Mamá

Stella sonrió, al igual que Jennie, la primera parte del plan estaba hecho. Antes de salir miró el ramo de girasoles que había elegido con tristeza, porque no se lo daría ella.

Lisa despertó y buscó por todo el departamento a Jennie, no la encontró. Sentía que lo que había pasado el día anterior era un sueño, pero sabía que fue real, el nudo en su garganta por su pérdida era real. 

El teléfono la sobresaltó, lo tomó entre sus manos y sonrió al ver el nombre de Stella, que se escuchaba mucho más animada ahora, y su ánimo la contagió a ella al darle las noticias.

Colgó con un sentimento extraño en su pecho, le hubiera gustado ir con Jennie a esa fiesta. Llamó a Rosé, ambas habían acordado ir a una peluquería para peinarse para la fietsa.

Todo el dia Jennie y Lisa estuvieron ocupadas, la pelinegra modificando papeles y mentes para la salida apresurada del hospital de Stella, y Lisa alistandose para la fiesta y sintiéndose vacía, preguntándose si debería decírselo a su mejor amiga o no.

La noche cayó de prisa, Jennie iba en el auto con Stella y su mamá de camino al departamento de Lisa, la pelinaranja veía el ramo con una sonrisa al imaginar la reacción de la castaña.

La fiesta era ligeramente formal, Lisa había elegido un vestido de escote recto rosa pastel sencillo que podría utilizarse en una cena de un restaurante elegante, bonito y a juego con san valentin, su peinado eran unas sencillas hondas y su maquillaje natural con toques rosas. Sonrió frente al espejo, esto era todo lo que quería, ir a esa fiesta acompañada de alguien que no fuera su mejor amiga, pero no se sentía del todo feliz.

Jennie la contempló detrás de ella con una sonrisa, faltaba poco para que Stella subiera y tocara la puerta, Lisa se veía hermosa, la diosa pensó que Stella tenia mucha suerte.

El timbre sonó y Lisa tomó su pequeño bolso blanco y caminó hasta la puerta despidiéndose de Leo, que descansaba a los pies de Jennie, ronroneando.

Stella y Lisa abrieron la boca sorprendidas, una por el ramo tan hermoso de girasoles que le tendían, y la otra por la belleza de la chica que tenía en frente. Jennie sonrió, ambas se veían bien juntas, la pelinaranja llevaba un vestido largo un poco ceñido a su figura con escote de corazon de color durazno.

—Hola. —Stella la saludó con timidez, estaba sonrojada hasta las orejas.

—Hola. —Lisa se encontraba en las mismas condiciones.— ¿Cómo te sientes?

Cupido me odiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora