Capitulo 2: Nada es casualidad

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La Casualidad es aquello que decimos que fue una coincidencia su aparición, pero no siempre todo está destinado a ser eso... una casualidad.

El día era horrible, una tempestad azotaba la ciudad, yo seguía trabajando en mi nuevo proyecto, si de por sí el aura en ese lugar era nefasta ahora era peor, todos desean irse de aquí. Necesito acabar el trabajo que no hice debido a que me dormí, no me van a pagar lo se, pero está basura la debo de acabar, me levanté de mi asiento para ir donde mi jefe, tengo que pedir su repugnante opinión y sin sentido para poderme ir.
-Disculpe señor Shirley-, toque un poco su puerta.

Escuché su voz del otro lado dandome señal para entrar, no quería,
-Hasta que llegas, muéstrame lo que tienes-, sonaba arto de todo y mi precencia no era de ayuda, solo asenti y le mostré lo que llevaba, hacia caras de como si enserio en eso estaba trabajando, siempre lo hacía.

-Pues... realmente esperaba más de usted, sin duda esto está por debajo de mis expectativas-, esas palabras dolían pero a la vez me enojaban, solo me dedique a mirar abajo.

-En verdad lamento su decepción, si me permite tratare de mejorar el proyecto-, obviamente eso todo lo que menos quería decirle, pero que otra cosa me quedaba, gritarle y quedarme sin empleo por estás bestias brutas, se veía contento al ver a los demás a su merced, lo aborrezco.

Sali de su oficina con los ojos un tanto llorosos, parezco fuerte pero que me digan que mi esfuerzo vale una mierda si duele, pero está bien, muestra una sonrisa, todos aquí fingen estar bien, como si fuera que no los escuchara llorar en el baño, no los critico podría ser yo.

Al fin pude irme a casa, era fin de semana, estos días podré dormir al menos unas 5 horas con éxito. Empeze a caminar por la calle, justamente donde pasaba había un puente, parecía como si mi cuerpo pidiera descanso, inconscientemente camine hasta el borde y lo subí, mire hacia abajo, el agua pasaba por debajo de mi, se veía tan... libre, solo quiero dormir y no volver a despertar.

-¡OYE IDIOTA!-, una voz me hizo girar,
-¿Enserio piensas tirarte?-, era esa mujer de antes, solo asenti y volví a lo mío, entre más rápido mejor, -Entonces déjame tirarme contigo,- decía mientras se subía a mi lado.

-Mi vida es una mierda y hoy también lo fue, solo quiero dormir y jamás volver a ver la luz del día, tenia miedo de hacerlo pero ya que tú estás aquí, me largo contigo-, lo decía como si de un juego se tratara, yo solo la miraba.

-Que esperas idiota, te vas a lanzar o no, entre mas tiempo te tardes vas a dudar-, dijo fastidiada.

-¿Por qué lo dices?-, ella tomo aire, -Por que cada vez que vengo aquí termino dudando y doy un paso hacia atrás-, dijo rendida viendo el cruze del agua, di un paso hacia atras.

-Entonces no morire-, dije para después bajarme, me miró confusa, -No me quedaria en paz sabiendo que me lleve a otra persona conmigo, así que seguiré sufriendo y tu igual-, me miró con decepción en sus ojos, pude notar que en verdad quería tirararse pero se bajo de ahí.

-En verdad soy una cobarde, quiero hacerlo pero temo hacerlo y arrepentirme, por eso pensé que si me tiraba contigo estaria mas tranquila, pero esta vez yo no di el paso atrás-, miro hacia el suelo con cierto aire de tristeza.

-Entonces haré que no quieras volver intentarlo, haré que aprecies estar viva imbécil-, mire hacia los lados tomando aire, al menos que mi vida no fuera en vano, -¿Por qué?-, parecia no entender.

-Ah nadie le importa el por qué idiota, solo te enseñaré a apreciar tu vida y no quererla tirar por un puente-, dije en tono de regaño.

-Y lo dice el que se iba a aventar también-, me miró de forma de no tomarme enserio y cuestionandome.

-Lo pensaba hacer, pero como dije llevarte conmigo no me dejaba tranquilo, entonces haré que no intentes volver a hacerlo, así al menos mi vida no será tan mierda-, alzó las cejas a modo de reto.

-Entonces me piensas utilizar para no sentirte tan mal contigo mismo por tu asquerosa vida que tienes-, -Exacto-, aclare de forma honesta, se sorprendio pero accedió, -Okey imbécil, haz tu mejor intento, haz que esta idiota no se suicide-, estrecho mi mano.

Rato después —

-Maldigo está estúpida casualidad de haberte conocido, Ethan-, rei ante su comentario.

-Tampoco es como si no hiciera lo mismo, señorita Miriam-, rió y me miro de nuevo para hablar.

-Bueno, un asco haberte conocido Ethan-, estiró su mano, -El asco es mío señorita-, estreche su mano, para después verla alejarse.

-Es la mujer mas loca que eh conocido-, suspiré para luego repetir la misma acción, necesito dormir.

Las Miradas (No) Se Cruzan Por Casualidad © || Hanne RossyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora