La mire expectante, me tomo desprevenido. Sinceramente buscaba una manera de reaccionar.
—Mmm —. Mire al techo pensando que decir.
Ella solo se reía mientras seguía comiendo, esperando una respuesta de mi parte.
— Neh, no eres mi tipo —. Dije sincero para tomar un gran bocado de comida y llevarlo a mi boca.
Dios me debió de advertir sobre la consecuencia de mis palabras porque ni el me iba a poder salvar de esta.
— ¿Y cuál es tu tipo? —. Me miró amenazante, se veía a la defensiva y eso me estaba haciendo dudar.
— Este...—. Dios ayudame a pensar en algo que tengo la mente en blanco, si digo que una mujer hermosa, seguro me dice que solamente me fijo en el físico y si digo que una mujer con buenos sentimientos me llamará mentiroso. ¿¡Entonces que carajos digo!?
Por favor que deje de mirarme así, se veía molesta, habré lastimado su ego o que carajos, porque ofendida si está. Ay que hago, cada palabra que diga está mujer la puede usar en mi contra y no debel hacerla enojar porque es capaz de no querer ir a dónde le propuse.
Volvió a preguntar. Se veía muy molesta, seguía comiendo pero sin dejar de mirarme con esa mirada que Dios mío, ojalá la aparte ahora mismo que me está haciendo sufrir, me pone demasiado nervioso si me mira directamente y más si está enojada.
—Pues... No lo sé, supongo que alguien que a pesar de todo, pase a mi lado y no me mire como un completo extraño. Alguien linda pero que no se preocupe por arreglarse, alguien que sea ella misma sin importar los comentarios de los demás, tal vez alguien que siga siendo una niña a pesar de la vida, que este loca para otros por ser diferente. Nunca lo había pensado como tal, tal vez alguien como ust—. Me detuve en seco, analice mis palabras rápidamente, ¿Que estaba apunto de decir? No, no, no.
— No me refería a es—. Ella me interrumpio antes de hablar.
—Mhm, así que no soy tu tipo ideal eh. ¿Entonces debería cambiar tu tipo ideal? Aunque pareciera que ya lo soy a este punto —. Ay Dios mío santo, sácame de aquí, no sé dónde me fui a meter, pero yo soy muy sensible y si me coquetean me pongo nervioso.
— M-m-miriam —. Está tartamudeando demasiado, la lengua se me enredaba y no me salían las palabras.
Ella sonreía de manera maliciosa, eso me daba miedo, a mí me miran así y me desmayo y creo que a eso voy a este paso.
— Dime Ethan, ¿Te parezco atractiva? —, Ay por Dios, no, no. Las mujeres son fieras que en cualquier momento atacan.
— M-miriam, c-c-calmate —. Hablaba cómo podía, no se que decir, no entiendo nada, estoy temblando, me estan matando los nervios.
— No me llames Miriam, mejor responde mi pregunta, toda pregunta merece una respuesta ¿No? —. Estaba jugando conmigo, lo hacía, su rostro lo decía.
No entiendo su objetivo, aunque debe estar jugando conmigo. No hay mayor malicia.
— Si. Y te besaría de ser posible —. Si quería jugar así, entonces íbamos a jugar sinceros.
Ahora la que se vio nerviosa fue ella, su cara le cambio. Mi cambio de actitud la confundió.
— ¿Eh? —.
— Ya respondi, Miriam —.
Se mantuvo en silencio.
Se veía realmente confundida pero iba a ser honesto con ella.— Te besaría, solo si fueras algo relacionado mío. Pero no lo haría porque no lo eres, así que jamás pondré una mano encima tuyo. Eres una mujer muy hermosa he de admitir Miriam, eres bastante atractiva, pero a mí me da igual, ni me viene ni me va. Estoy seguro que hombres te han ofrecido dezlices o cosas de una noche, pero no soy de esos y en ningún momento te diré algo como eso, no me gusta, si me entrego a alguien, es porque amo a ese alguien —. Su mirada estaba fija en mi, pero no la evite.
— El día que bese a alguien será porque la amo y quiero entregarle mi corazón. No soy de cosas de una noche, odio los coqueteos e insinuaciones. Hacer eso con alguien es porque lo amas, quieres expresar lo que las palabras no pueden, eso es amor —. Ella se levantó, camino lento y se sentó junto a mi. Se veía dudosa, pero algo había en sus ojos.
— ¿Me harías una promesa? —.
Asentí confundido para que prosiguiera. No lo sé, pero aquello me hizo sentir nervioso.
— El día que logrés hacerme ver la vida de otro modo... Dame un beso —. Subió su mirada a mi altura.
— ¿Un beso? ¿Eso para que? —. Respondi desorientado. Me estaba confundiendo.
— Me has creado la curiosidad de saber que se siente que alguien te exprese lo que las palabras no pueden, así que no moriré sin saber que es eso. Si me prometes un beso te juro que no trataré de morir, solo si me haces la promesa de un beso, un beso que me mantenga viva solo con el fin de recibirlo —. Su mirada cambio, era sincera y cálida, no mentia.
Algo cálido invadió mi ser, era una sensación de nervios, reconfortante y apasible. Pero mi corazón dudo.
— Te daré un beso, el día que mi cometido allá llegado a su fin, y aún así no me ire. Seguiré estando para ti a cambio de un beso —. Dije dando mi dedo meñique, ella entrelazó el suyo y asíntio feliz.
Ella es la mujer más loca que he conocido, pero dije que haría cualquier cosa. Así que lo prometí. No entiendo el momento en el que llegó a mi vida, es un año mayor que yo, pero la veo como una pequeña niña en un mundo de adultos. Le prometí no irme, temo no cumplirlo.
— Horas después —
El viaje comenzó.
Todo lo que dije traspasaba una y otra vez mis pensamientos, sobre pensaba el hecho de mis palabras. El si estuvieron bien o no, debí decir otra cosa o no.Ella miraba por fuera del auto, miraba todos los alrededores, jugaba con sus dedos simulando a una persona atravesando los obstáculos según avanzaba el auto. Era gracioso verla.
Recuerdo que antes de salir de viaje envié el pago mensual al hospital de su madre, a la vez que le avisé de su salida. Me dió un brazalete que tenia una acacia en grabado, era bastante lindo.
Por otro lado, Miriam veía los campos a la vista, sonreía bastante...
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Las Miradas (No) Se Cruzan Por Casualidad © || Hanne Rossy
JugendliteraturEthan, un chico experimentando la horrible vida laboral, creyendo que tal vez la salida sea el deceso de este mundo. Encontrará la razón perfecta o excusa para no irse al menos por ahora, tal vez una pequeña casualidad lo hará tener que vivir emoció...