31. 𝑳𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒂𝒔.⚡

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Viernes.

Gill

Hicimos la demanda para investigar a la tal Charlotte, solo queda esperar los resultados que nos entregue la Secretaría Jurídica, en cuanto terminamos la reunión con nuestros clientes; Sebastian quiso acercarse, ya no confió en sus acciones. En cuanto lo hizo no parecía agresivo, pero cuando me negué volvió a comportarse de la misma forma, no puedo dejarle ventaja sobre mí y tal como se lo advertí, si tengo que denunciarlo, lo haré.

Luego de la reunión me concentré en todos los pendientes, la tarde casi que pasó volando, me interrumpe un par de golpes llamando a la puerta. Es Joseph, tiene una sonrisa enorme y sin razón alguna me contagia su hermosa energía.

—¿Estás ocupada?

—Ven, siéntate —lo invito a seguir —¿Cómo estás?

—Muy bien —golpeó los dedos sobre el escritorio a un ritmo constante —. Se comunicó mi abogado de New York.

—¿Qué noticias te dio? —los nervios se apoderan de mí.

—El juez le dio una fecha limite a Emma para firmar el divorcio y rechazó sus peticiones —correspondo a su sonrisa.

—Es una buena noticia.

—No tiene oportunidad, mi abogado dijo que hubo un incumplimiento al cambiar los acuerdos que conciliamos al principio, y si no firma dentro del tiempo que le dio el juez, puede entrar en desacato —acaricia mi mano sutilmente mientras habla.

—Entonces es un hecho —asiente. Adoro como sus ojos brillan al verme.

—¿Quieres ir a cenar? —propone ahora entrelazando sus dedos con los míos.

—¿Cenamos en mi apartamento y vemos una película? —hice una contraoferta.

—Bien, me encanta... vamos a tu casa.

—Te busco en un rato —siento mis mejillas calientes, Joseph hace que mi corazón se acelere con cosas demasiado sencillas.

Después de hablar con Florence al inicio de la semana, no me ha dirigido la palabra más allá de temas de trabajo, sé que ha estado frecuentando Ivy y claramente se ha refugiado en Paul, no estoy segura si le ha contado su versión de los hechos. Paul ha sido nuestro amigo incondicional, tiene ética y nada de lo que habla con cada una lo mezcla y eso me hace confiar mucho en él. Sin embargo, él me ha hecho saber sobre sus sentimientos hacia a mí y si Florence le da su punto de vista acerca de mis conductas, puede que piense mal de mí.

Sin importar los pronósticos me aventuré a ir a Ivy a buscar a Paul sin importar que Florence esté allí. No puedo evitar ese pequeño vacío en mi estomago mientras llego al restaurante, cruzo la puerta y en mi campo de visión no está Florence, me acerco a la barra y como siempre le hago un gesto por la pequeña ventana de la cocina, sonríe en cuanto me ve y sale de inmediato a darme un abrazo.

—Hola, ¿Qué tal todo?

—Bien, Paul —respondo con algo de inquietud —¿Cómo va el restaurante?

—Ya tengo dos personas nuevas y también han aumentado los clientes, así que no me puedo quejar —se ve muy satisfecho con los resultados.

—Me alegro mucho por ti.

—¿Qué vas a querer hoy? —dejo mi bolso a un lado y me siento en las sillas altas junto a la barra.

—Algo ligero y agua, por fa.

Strange Addiction - Joseph Quinn | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora