La cabeza de Win dolía en el momento en que él y Bright abandonaron el estudio. Gulf no estaba tomando todo muy bien, y Win se había cansado de tratar de explicárselo.
El hombre era como un pit bull con un hueso.
Él no se rendiría al hecho de que no era gay.
Gulf tendría que hacerlo si era el Demonas Amaté de Mew. Justo ahora a Win le importaba un bledo el caso de closet del novato. Su cabeza estaba doliendo como si una banda de música tocara dentro, y sus ojos se sentía pesados.
Todo lo que quería era descansar un poco.
Win todavía tenía que averiguar qué iba a hacer respecto a Bright. Sus sentimientos eran contradictorios y confusos a la hora de enfrentarse a ese magnífico trozo de demonio.
Cada fibra de su cuerpo clamaba para que Bright lo reclamara, pero el miedo al abandono era como un tumor creciendo lento en su columna vertebral.
Y no se iba.
—Tú eres mi Demonas Amaté. Ven a mí.
Win se dio la vuelta y gruñó. Era el mismo idiota hijo de puta que prácticamente lo había arrojado desde el balcón anteriormente.
—Bésame el culo, vete a la mierda enfermo.
—Oh, no, tu lenguaje no ha mejorado.
El demonio comenzó a avanzar hacia Win con una mirada de superioridad e irritación en los ojos. Win no estaba deseoso de repetir la actuación. Se quitó del pasillo del palacio, pensando en dónde diablos se había metido todo el mundo y se enojó por la cobardía que estaba naciendo dentro de él.
Pero bueno, él no era estúpido.
—¡Vuelve, Demonas Amaté, ya!
—Muérdeme, puta —gritó Win sobre su hombro mientras corría hasta que chocó con algo sólido y cayó hacia atrás. Sus brazos se dispararon para amortiguar la caída que nunca llegó. Bright estaba allí, atrapándolo antes de que su trasero se pusiera en contacto con el mármol.
—¿Estás bien, Demonas Amaté?
Si Win escuchaba esas palabras una vez más, iba a gritar como nunca. —No, no estoy bien. Ese jodido demonio loco está detrás de mí otra vez.
Bright rugió mientras se ponía cerca de Win.
— Centinelas, comprueben si hay intrusos en el palacio. Quiero que revisen todo en profundidad. ¡Quiero que me traigan a ese demonio, ahora!
Win trató de tirar de los brazos de Bright, pero el demonio tenía un agarre asfixiante sobre él. —Puedes dejar que me vaya ahora.
—No voy a soltarte hasta que sea encontrado. ¿Te hizo daño de alguna manera, Demonas Amaté? —comenzó Bright pasando sus manos sobre el cuerpo de Win, haciéndole retorcerse en sus brazos.
—¿Vas a soltarme? No te acerques a mí. —Win golpeó en las manos de Bright cuando él volvió a intentar liberarse.
—No te muevas —dijo Bright suavemente mientras caminaba con Win pegado a su pecho.
Win no tuvo más remedio que aferrarse a él cuando Bright lo acompañó a su habitación. Él lucía una erección, y se frotaba en el estómago de Bright. Cuán maldita vergüenza. Esas manos grandes habían hecho el truco cuando empezaron a andar a tientas sobre él. Bright tenía que saberlo, porque una sonrisa se dibujó en sus labios.
«Hijo de puta engreído»
Win se movió rápidamente fuera del camino cuando Bright lo liberó para cerrar la puerta con llave. Él comenzó a recitar los procedimientos policiales en la cabeza para tratar de hacer que su jodido pene bajase.
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𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓 𝖔𝖋 𝖆𝖎𝖗// 𝑩𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕𝑾𝒊𝒏
Teen FictionWin sabe quién es su compañero demonio, pero Bright no le da ni la hora del día. Bright se va sin decir adiós a Win. Con el corazón roto, Win regresa al mundo de la superficie. Por desgracia, los demonios de las sombras parecen saber quién es, y em...