25

31 6 0
                                    


Joe y yo nos sentamos en la pequeña mesa que hay en la cocina, justo en la esquina. Después de haber pasado toda la tarde cocinando, decidimos tomarnos un pequeño descanso y el asado que hemos metido al horno huele tan bien que tan solo deseo que el tiempo pase rápido para así poder probarlo.

-He pensado que podríamos cocinar juntos la cena de Navidad -me propone, casi con cierta timidez, y yo siento esa agradable sensación dentro de mi.

-Me parece una idea genial -le respondo, sin tratar de ocultar la ilusión que me hace -. Nunca pensé que me iba a gustar tanto cocinar.

Y era cierto; lo disfrutaba. Había comenzado a cocinar también en casa y cada vez abusaba menos de esos platos ya preparados. Pero sobre todo, me gustaba cocinar con Joe; me gustaba como él me esperaba cada tarde, como me tendía el delantal que había comprado exclusivamente para mi, la música que ponía y como trataba de enseñarme todo lo que desconocía.

-En realidad, no creía que algo pudiera llegar a gustarme a estas alturas -añado.

Joe me mira como si entendiera lo que estaba tratando de decirle.

-Hace no mucho descubrí que me encanta el rock -dice -. Nunca antes me había gustado y entonces, un día, estaba con Tristan en su casa y él comenzó a poner música desde ese tocadiscos tan preciado que tiene y me fascinó. A partir de ese momento, cada semana nos juntamos los dos para escuchar algún que otro disco mientras charlamos.

No puedo evitar sonreír porque sé de que tocadiscos está hablando, porque sé que es el que mi padre le regaló y que probablemente toda esa música que le ha enseñado a Joe sea la misma que mis padres una vez le enseñaron a él. De alguna forma, siento que eso los mantiene vivos, que siguen estando presentes.

-No me puedo creer que no te gustara el rock

-Y yo no me puedo creer que no te gustara cocinar -contraataca él y me echo a reír. Entonces, añade : -Supongo que nunca es tarde para descubrir que, a pesar de todo, la vida sigue teniendo cosas bonitas.

-En realidad, nunca me hubiera interesado por la cocina si no hubiera sido por ti.

-Y yo nunca hubiese descubierto la genialidad del rock sino hubiera sido por Tristan.

-Quizás la vida en si no sea bonita, quizás tan solo lo son las personas con las que nos rodeamos.

Joe asiente, como si le hubieran gustado mis palabras.

-Puede ser, Olivia.

-También he descubierto que me gusta mucho montar en bici y ha sido gracias a Miles.

-Bueno, Miles fue quien me hizo adicto a los programas de televisión en los que reforman casas.

Me pilla tan de sorpresa aquella confesión que tengo que volver a reír.

-No puede ser.

-En mi defensa diré que son bastante entretenidos. Además, los comentarios de Miles hace que sea aún más divertido.

-Miles hace que todo sea siempre más divertido.

-Es un chico extraño, pero es increíble -me asegura y me parece bonito el cariño que veo en sus ojos, el amor que sé que siente. Quizás por eso, le pregunto:

-Los quieres mucho, ¿verdad?

Joe no responde de inmediato, casi como se tomara su tiempo para responder, como si su amor mereciese mucho más que un simple respuesta. Así que al final, después de unos segundos en silencio, acaba mirándome a los ojos.

-Nunca tuve hijos -dice y creo notar cierto dolor -. Siempre quise formar una familia con Eloise, ese era mi sueño. Pero entonces, ella enfermó; estuvo muchos años enferma y mi sueño pasó a ser que ella mejorara. Era lo único que deseaba, lo único que le pedía a Dios a pesar de que nunca antes había creído en él. Ya no quería una familia, no me importaba nada de eso, tan solo la quería a ella -tras eso, esboza una delicada sonrisa de medio lado, demasiado triste para considerarla como tal -. Y al final, creí haberme quedado sin ambas.

No digo nada porque no creo tener nada que decir. Y una vez más, sé que Joe no me ha contado esto para recibir palabras bonitas de mi parte. Me lo ha contado porque todos necesitamos siempre hablar de aquellas cosas que siempre nos dolerán, pero quizás también para hacerme saber que no somos tan diferentes.

-Pero conocer a los chicos fue como encontrar una familia, ¿sabes? Sé que a estas alturas nunca seré padre y también sé que ellos nunca serán mis hijos pero no creo que eso importe porque sé que siempre voy a estar para ellos al igual que ellos estarán para mi... y es más que suficiente.

Pienso entonces en la familia de Tristan y también en la de Miles, las cuales no fueron tan diferentes al final, y me pregunto si Joe es consciente de que quizás para esos dos chicos él ha conseguido ser el padre que nunca han tenido.

Seguimos con nuestra sesión de cocina y ahora estamos preparando una salsa especial para la carne. Joe me dice que la aprendió cuando tan solo era un pequeño y que yo voy a ser una de las pocas personas a las que le va a confiar su receta secreta lo que, por simple que parezca, me hace bastante feliz. Seguimos conversando de cosas sin importancia, el ambiente entre ambos es tranquilo y agradable, como siempre que estamos juntos.

Y entonces, sin saber muy bien por qué, le pregunto:

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Él asiente y me mira, poniendo ahora toda su atención en mi.

-¿Crees que se puede estar enamorada de una persona durante toda la vida? -Si la pregunta le pilla por sorpresa, no lo muestra, pues tan solo sigue mirándome y sin apenas pensar en la respuesta, dice:

-Sí.

-Pareces estar muy seguro.

-Bueno, no me parece algo tan raro, ¿no? -responde, encogiéndose de hombros -. Yo llevo años enamorado de la misma persona.

Pero Eloise estaba muerta y eso, de cierto modo, cambiaba las cosas. Era difícil desenamorarse de alguien que ya no estaba, ¿verdad? Pero no quiero decírselo a Joe porque me parecería algo cruel por mi parte el hacerlo. Sin embargo, a él tan solo le hace falta mirarme un par de segundos para continuar hablando.

-Creo que se puede querer a alguien durante toda la vida, Olivia, independientemente de si esa persona siga contigo o no.

Lo cierto es que tan solo quiero preguntarle si tiene sentido que aún siga siga sintiendo todo esto por Tristan pero creo que me parecería raro hablar de él con Joe. Aún así, también siento que es la mejor persona para hacerlo.

-Mis padres se quisieron todos esos años -musito, con cierto cariño al recordar el amor que siempre hubo en sus miradas. Joe sonríe un poco y creo que siempre lo hace cuando los menciono -Pero, no lo sé, no puedo evitar pensar que todas las historias de amor están destinadas a terminar.

-Bueno, que tengan un final no puede hacer que no estés dispuesta a tener la tuya propia. Todo acaba siempre, Olivia, a veces más rápido de lo que querríamos, pero no puedes vivir una vida con miedo a empezar algo tan solo porque sabes que acabará.

Me quedo callada unos segundos porque, en realidad, tan solo puedo pensar en Tristan, en el final que ya tuvimos una vez y en si estaría dispuesta a arriesgarme a tener otro igual de doloroso. Si me voy ahora, dolerá, pero si sigo alargándolo acabará doliendo aún más al final. Sin embargo, también sé que me sería imposible alejarme de él al igual que tampoco creo que haya un futuro para nosotros, pues no consigo imaginar una vida feliz para mi. Y sé que en esa vida, él tendría que estar.

Al final, acabo soltando un suspiro mientras sigo sintiendo la mirada de Joe, ahora algo preocupado.

-Hubieras sido un padre increíble, Joe -le digo, porque siento que necesito hacerlo y que él necesita escucharlo.

Sonríe, esboza esa sonrisa tan bonita que tiene y yo le respondo de la misma manera porque, aunque no tengo ni idea de lo que voy a hacer, lo he encontrado a él. 

Entre las flores te espero. TERMINADA Y DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora