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Tiempo atrás, le pedí a Tristan que no rompiese mi corazón. Siempre tuve la sensación de que, si alguna vez las cosas salían mal entre nosotros, sería por él, porque creía firmemente que yo jamás hubiera sido capaz de dejarlo.

Y ahora estoy a punto de hacerlo.

Nunca he sido buena con las despedidas; prefiero desaparecer antes de tener que decir adiós a alguien. Así que cuando Joe me dijo que tendríamos que hacer una cena antes de que cogiera el autobús a la mañana siguiente, estuve a punto de decirle que no. No creía ser capaz de decir adiós pues, la cosa con las despedidas, es que, en ocasiones, no podías saber cuando sería la próxima vez que verías a esas personas.

Pero aquí estoy sentada, quizás por última vez en mucho tiempo, en la mesa donde tantas veces he comido con ellos en estos meses. Y el ambiente no parece triste, sino todo lo contrario; todos hablan de manera animada, como siempre, como si este tan solo fuera uno de los tantos encuentros que tenemos por delante. Creo que se han puesto de acuerdo para hacer de este un momento alegre y bonito, y supongo que, sobre todo, lo hacen por Tristan.

-No no olvidarás, ¿verdad? -dice Miles en un momento de la noche, haciendo así que todas las miradas se posen en mi. En un primer momento pienso que tan solo está bromeando, pero veo cierta seriedad en su mirada.

-Por supuesto que no, Miles -me apresuro en contestar -. Nunca podría olvidaros.

Me parece ver como su rostro se relaja un poco aunque éste no tiene la alegría que lo caracteriza. Está algo más serio y un poco más apagado.

-¿Y qué harás al volver? -me pregunta Rita y yo tan solo puedo encogerme de hombros.

-Supongo que lo iré viendo.

Creo que iré a ver a mi tía y le daré las gracias, porque nunca se las he dado. Quizás ya no tenga sentido alguno el hacerlo, pero supongo que necesito hacerlo ahora más que nunca, que necesito que sepa que sé que esto no ha sido fácil para ninguna de las dos y que le agradezco que, a pesar de todo, siempre haya estado conmigo.

Y creo que también iré a hablar con Leo; al fin y al cabo, se lo debo. Tengo que darle una explicación, quiero que sepa que no hay nada de malo en él, que tan solo soy yo. Quiero verlo y desearle lo mejor, desear que encuentre una persona que pueda arreglar lo que yo he destrozado.

Después, seguiré viviendo; trataré de hacerlo ahora de la mejor manera.

Los ojos de Rita parecen haberse llenado de lagrimas y ella parpadea con rapidez, mirando hacia otro lado.

-No pongas esa cara, Rita -habla Joe ahora, de manera calmada -. Olivia va a volver, sabemos que lo hará.  No hagamos de esto una triste despedida.

Creo que a él tampoco le gusta decir adiós.

Entonces, miro a Tristan, que está sentado a mi lado. Esta vez ha elegido el asiento de al lado, no el de en frente, y su silla está todo lo cerca posible de la mía. Hay una sonrisa en sus labios pero yo me fijo en sus ojos, los cuales siempre son sinceros conmigo; sé como se siente, quizás porque nunca podrá engañarme o porque, en realidad, me siento de la misma manera que él.

-¿Quieres que salgamos fuera? -le pregunto, en un susurro, y los demás hacen como si no hubieran escuchado nada, continuando con su conversación.

Él me mira, creo que una parte de él quiere decir que no, alargar el momento que inevitablemente está a punto de llegar, pero también parece querer pasar un tiempo conmigo a solas así que, al final, acaba asintiendo con la cabeza.

Salimos fuera, por la puerta trasera del restaurante, y durante un rato ninguno dice nada. Tristan está fumando, apenas me mira, y yo necesito que lo haga aunque también lo temo; no creo estar preparada para sentir su mirada.

Entre las flores te espero. TERMINADA Y DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora