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Ari sujetó la mano de Rivers para llevarla a su centro, haciéndola sonrojar, más de lo que ya estaba

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Ari sujetó la mano de Rivers para llevarla a su centro, haciéndola sonrojar, más de lo que ya estaba. Su rostro era completamente rojo, por el calor del momento y por estar así con el "amor de su vida". La mano fue a parar a su centro, descontrolando más a la mayor.
El deseo de tocar a ese alguien amado, de tener todo tipo de contacto, el deseo de solo estar con él, Rivers ya lo estaba experimentando cada vez más fuerte. Relamió sus labios, y dos de sus dedos separaron sus labios inferiores, haciendo gemir a la menor que se aferró a su hombro. Por alguna razón a la castaña le encantó ese gesto.
Esos mismos dos dedos
comenzaron a acariciar el
clítoris de la menor, que gimió levemente más fuerte, causando un leve temblor en su cuerpo. Silencio era lo que habitaba en su habitación al momento, silencio que fue remplazado por el sonido obsceno de la humedad de Ari. Sus dedos volvieron a acariciar la zona, tanteando, y después metió uno. Otro gemido escapó de los labios de la menor. La carne rosa que pedía a gritos ser atendida, Rivers tragó saliva sonoramente, tratando de calmarse a sí misma y no cometer una barbaridad.
Metió otro dedo, notando que su amiga estaba más apretada que de lo normal. Sentía que sus paredes asfixiaban sus dedos, y apenas había metido la mitad de dos dedos. Rivers relamió sus labios que estaban secos, y después, los metió por completo, haciendo a Ari gemir fuertemente. Su ceño fruncido, sus labios hinchados de tanto morderlos y sus ojos cerrados. Se veía tan tierna, y atractiva. Se concentró en volver a repetir la acción, varias veces, dándose cuenta de que la menor no estaba tan húmeda como debería. Por suerte ella trajo lubricante. Caminó hasta su mochila, sacando el bote, y se lo entregó a la menor, que lo miró fijamente.

—¿Yo-yo haré eso?— Unos labios atrapando su pezón interrumpieron sus palabras, y luego sintió que Rivers asintió, todavía mordisqueando su botón. Su pezón que relucía en su piel por ser tan rosado, la mayor sonrió, y volvió a chuparlo, haciendo gemir bajo a Ari.

―Solo mete tus dedos en el lubricante, y mete tus dedos en tu... tu zona.— Un beso en sus clavículas y después escuchó de nuevo el sonido de la humedad entre ellas dos, seguido de los gemidos de la menor.

Rivers se quitó ella misma su falda y su camisa, quedando en ropa interior, llamando la atención de Ari, que seguía dándose placer. Su otra mano se dirigió a su clítoris, recordando lo bien que se sintió cuando la mayor lo acarició, y sus gemidos aumentaron llevando su cabeza atrás. Su espalda arqueada, y gemidos cada vez más altos. El sudor recorriendo el cuerpo de Ari, gotas por su cuello y frente, una imagen tan linda para la mayor. No importaba que hacía, siempre resultaba encantadora para la castaña.

Incluso cuando se acababa de levantar y tenía saliva seca en sus labios, incluso ahora, que se estaba masturbando.

Llegó hasta el cajón de los
condones, sacando uno con cuidado, y lo abrió con sumo cuidado, enrollándolo en toda su extensión. Estaba erecta y Ari ni la había tocado. Desabrochó su camisa, y caminó hasta la mayor, tomándola de las caderas para voltearla por completo, pero ella se negó.

𝐃𝐢𝐞𝐭 𝐎𝐟 𝐒𝐞𝐱 || 𝑅𝑖𝑣𝑎𝑟𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora