03| Roppongi

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Enero 2004

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Enero 2004

Su primer curso en Roppongi se había alargado bastante por lo que terminó saliendo tarde aquel día. Estaba tan distraída por la falta de sueño y el cansancio que no se había percatado que ya había oscurecido ni mucho menos que desde unas cuadras atrás un grupo de hombres había comenzado a seguirla.
Al pasar junto a un callejón sintió como un par de brazos la tomaron y la empujaron dentro de la estrecha y oscura calle.

—Pero que bonita niña —dijo uno de los hombres mientras los demás rodeaban a la menor —Danos todo lo que tengas y no te haremos nada.

—¿Por qué no haríamos nada? Mírala, es una chica muy bonita. —añadió otro hombre con perversión.

Al escuchar aquellos comentarios llenos de lujuria y depravación entró en pánico pero trató de no mostrarlo pues supo que tenía que hacer algo ya que uno de los hombres comenzó a acariciarla.

—¡No me toques, adefesio! —gritó mientras le daba una gran patada en sus genitales.

El hombre se retorció de dolor cuando cayó al suelo mientras se tocaba el área afectada. Todos los hombres la miraron con enojo y se abalanzaron contra ella. Forcejeó una y otra vez para que no la tocaran o le quitaran sus cosas pero no se libró de ser vilmente manoseada. Creyó que moriría, incluso comenzaba a imaginarse lo que diría el encabezado de la noticia, pero su vida fue salvada cuando vió que uno de los hombres se había apartado, o más bien alguien lo había apartado bruscamente de ella.

Un chico rubio con mechas celestes había noqueado al hombre mientras los otros tres lo miraban con sorpresa.

—¿Cuatro contra una niña? —cuestionó mirando la escena para después soltar una risa santurrona —Y se hacen llamar hombres.

Y aquel simple comentario fue suficiente para que todos se abalanzaran contra aquel chico. Katsumi no quiso quedarse a mirar y se escabulló como pudo. Se alejó corriendo sin mirar atrás hasta que chocó con un gran cuerpo, alzó su rostro para  encontrarse con un chico de trenzas mirándola con una sonrisa ladina.

—Cuida esto por mí, cariño —dijo Ran Haitani refiriéndose al par de bolsas de papel que traía consigo.

Katsumi seguía algo atónita por lo que estaba pasando, ni siquiera pudo negarse o asentir cuando ya tenía las bolsas en las manos. Siguió al chico de trenzas con la mirada notando que tenía un pequeño bastón de metal en sus manos. Ran se acercó a la pelea y comenzó a golpear con el bastón al hombre que atacaba por la espalda a su hermano. Katsumi se volteó para no mirar más pues le pareció muy sangriento, los Haitani estaban matando a aquellos hombres. Después de unos minutos ya no se escuchaban golpes ni quejas de dolor.

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