Extra 1

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-¡Mamá, mi cabello!-un pequeño castaño de diez años corría por el pasillo de su hogar con un cepillo de peinar en mano.

Juani bebía café tranquilamente, antes de que el llamado de su cachorro le hiciera mostrar atención hacia el. El ojiceleste sonrió ante la imagen, el sedoso cabello de Agus era rebelde y largo, le encantaba así.

-Bien, ven aquí.- lo llamó y el gustoso aceptó acercarse y voltearse para dejar que el Omega mayor le cepillara.

Juani comenzó con el trabajo pasando suavemente el cepillo por el cabello castaño, un momento después, miró como una pelota rebotaba hacia donde estaban ellos, despues simplemente rodó hasta sus pies.

Alzó una ceja escuchando como pasos apresurados iban hacia ellos.

-Yo lo ví primero!-chilló una voz que venía desde el pasillo.

-¡Es el primero que lo agarre se lo queda!- exclamó otra vos, diferente y más femenina de la primera.

-¡No, yo estaba jugando con la pelota primero!-la última vos era un poco más aguda, y chillona.

Juani suspiró, dejó el cepillo a un lado y se agachó un poco para tomar la pelota. Los tres pares de pies se detuvieron ante el, los miró serio, y los pequeños sabían que estaban en problemas.

-¿Qué les tengo dicho?- preguntó poniendo la pelota segura entre sus manos, los pequeños se miraron entre sí, sabiendo que ya no podrían jugar con la pelota ese día.

-Que no juguemos dentro de la casa con la pelota.- habló la pequeña de cabellos rulosos y ojos azules, haciendo un pequeño puchero pero Juani no dejó que su blando corazón hiciera efecto por ello.

-¿Y que más?- volvió a preguntar sin cambiar de expresión, su pequeño de cabello negro y ojos de este mismo color jugó con sus pies antes de tomar la palabra.

- Que no estuviésemos peleando por los juguetes.- no le gustaba mucho regañar a sus retoños, pero sabía que debía de enseñarles disciplina, así serían unos pequeños educados.

-¿Y qué estaban haciendo hasta hace un momento?- preguntó por último, y ésta vez fue su cachorro más pequeño quien tomaba la palabra, su cabello rulosos y sus ojos de color marron, que a diferencia de su hermana, quien tenía los ojos azules, el tenía los ojos de su padre.

- Estabamos pelando y jugando con la pelota dentro de la casa, todo lo que mamá dijo que no se podía hacer- Agus miraba a sus hermanos menores con algo de pena, sabían que no debían hacer enojar a mamá, pero algunas veces lo hacían, no a propósito, aunque si lo hacían.

-Bien, por eso, no habrá pelota hasta mañana.- Juani miró como sus pequeños cachorros hacían caritas tristes, y aunque su corazón doliera por eso, debía seguir adelante con el castigo.

Juani se levantó de la silla en la que estaba y se llevó la pelota con el, miró como los rostros tristes de los pequeños se volteaba en su dirección mientras caminaba.

Por suerte para el, la puerta principal fue abierta, los pequeños sabía quién era y se olvidaron rápidamente de la pelota, salieron corriendo hacia el pasillo.

-¡Papá llegó!- los escuchó exclamar alegremente mientras se iban.

Solo sonrió y guardó pelota, después se fue siguiendo las voces que iban por el pasillo, se encontró con una linda escena, Blas tenía a los gemelos mayores colgando de la espalda y a Agus junto a Nicole cargado en sus brazos.

-Me siento viejo, mi columna se va a partir.- se quejó el alfa con diversión y Juani se rió, se acercó al pelinegro para tomar a su pequeño cachorro en los brazos y aligerar un poco la carga que tenía encima.

¿Mamá? - Blas polidori x Juan Caruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora