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El ambiente se cargaba de terror, mientras Ismael, al borde de la desesperación, estaba a punto de sucumbir ante la furia. Marcó el número de su amigo, consciente de que él era el perpetrador de todo. Impulsado por una ira intensa, hizo la llamada desde un lugar distante a la casa, decidido a llevar a cabo su próximo paso en medio de la oscuridad que lo envolvía.

Rodrigo, molesto y fastidiado, al escuchar el sonido de su celular, lo tomó sin siquiera mirar quién estaba llamando y respondió.

Mientras tanto, en el otro extremo de la llamada...

- ¿Qué? - dijo Rodrigo enojado, interrumpiendo sin dar oportunidad al otro lado de la línea de responder.

- ¡Mira, idiota! Deja de joderme. Siempre estás contactándome. ¿Acaso no te bastó con lo que le has hecho a mi familia? - preguntó, con voz llena de furia y frustración.

- Tú y tu familia se lo buscaron, ¿o crees que puedo olvidarlo tan fácilmente? - respondió la voz del otro lado, cargada de igual enojo y resentimiento.

- No te atrevas a amenazarme de nuevo, ¿entiendes? Voy a hacer que pagues por lo que has hecho. - advirtió Rodrigo, con tono amenazante.

- ¡Ja! Te desafío a intentarlo. Estoy listo para lo que venga. - replicó la voz del perpetrador, desafiante y sin miedo.

La llamada continuó, cada vez más cargada de tensión y hostilidad, con ambos lados llenos de furia y enojo, enfrentándose y lanzándose amenazas.

Bruno, caminando por los alrededores de la habitación, escuchó los gritos de Rodrigo.

- Sé exactamente dónde estás ahora mismo - dijo el perpetrador con voz distorsionada, sin dejar que Rodrigo dijera alguna palabra.

- Iré hoy mismo, Rodrigo Uchilla. Sé quiénes son tus amigos - añadió, aumentando la sensación de peligro y amenaza en la conversación.

Antes de que Bruno pudiera dirigirse hacia la habitación para calmar a Rodrigo, percibió un ruido extraño a lo lejos. Sin embargo, justo cuando intentaba avanzar hacia el origen del sonido, las luces se apagaron repentinamente, envolviéndolo en una sensación de miedo y desconcierto.

Antes de que el perpetrador cortara la llamada, pronunció unas palabras con un tono sombrío:

- Espero que tú y Bruno estén preparados para lo que se viene ahora mismo. Iré hacia ustedes y no tendrán alguna escapatoria. Conozco cada escondite de esa casa donde se encuentran - dijo el perpetrador, con un tono sombrío y enojado, provocando miedo en Rodrigo. Al mencionar el nombre de Bruno, despertó dudas e inquietudes en Rodrigo.

A pocos minutos después, la llamada se reanudó, pero esta vez no se escuchaba ninguna voz, solo una distorsión inquietante y unos ruidos extraños que aparecían intermitentemente. El ambiente se cargaba de una tensión palpable hasta que, finalmente, la llamada fue abruptamente colgada.

Las luces se apagaron de forma violenta tras la llamada colgada. Bruno, fuera de la habitación y buscando una linterna, se encontraba en completa oscuridad. Su mente comenzaba a jugarle malas pasadas, creando siluetas que parecían personas pero que no eran más que figuras fantasmales. Los susurros y la sensación de ser acechado aumentaban su miedo con cada segundo que pasaba.

Tembloroso, Bruno finalmente abrió la puerta de la habitación. Sin embargo, al cerrarla rápidamente, la expresión en el rostro de Rodrigo le hizo sentir un escalofrío. Parecía como si estuviera poseído, mirando fijamente hacia un solo punto, con su celular caído en la cama. Su aspecto asustado añadió aún más al terror que envolvía la habitación, dejando a Bruno con la certeza de que algo terrible estaba ocurriendo.

Desesperado, Bruno buscó su celular entre sus ropas hasta encontrarlo y activar la linterna. Sin embargo, su suspiro fue de frustración al ver que la batería estaba por debajo del 5%. Aun así, encendió la linterna y la apuntó hacia Rodrigo, quien permanecía inmóvil y parecía paralizado por el miedo.

Con cuidado, Bruno tocó la piel de su amigo y, en un acto rápido y violento, tomó su mano, sintiendo una oleada de escalofríos recorrer su cuerpo.

- Rodrigo - dijo Bruno, viendo los ojos de su amigo, quien no hacía ningún movimiento más que mover sus ojos, parecía asustado como si estuviera viendo algún demonio detrás de él. Su mirada penetró en los ojos de Bruno, expresando preocupación.

- Amigo - dijo Rodrigo, asustado y a la vez tartamudeando, tomó levemente la mano de Bruno. - Él... me llamó de nuevo. Esta vez estaba lleno de furia. No sé qué me pasó por la mente, lo traté de mala manera. Él sabe de nosotros, de ti - explicó Rodrigo.

Bruno se conmovió al instante al saber que el perpetrador sabía de él. La situación se volvía cada vez más peligrosa y angustiante para ambos amigos.

Al parecer, lo que Rodrigo había dicho acerca de sus acciones provocó una profunda incomodidad en Bruno.

Antes de que Bruno pudiera decir algo a Rodrigo, ambos recibieron un mensaje del mismo perpetrador al mismo tiempo.

El mensaje del perpetrador decía:

"Prepárense ambos para esta noche. Estoy en camino hacia donde están. Sé en qué habitación se encuentran, así que no se esfuercen en esconderse. Conozco cada rincón de esa casa, tanto como sus acciones. Prepárense y enfréntenme".

Aterrorizados y llenos de miedo, Bruno y Rodrigo se sintieron impotentes al no poder tomar ninguna acción contra el perpetrador. Intentaron contactar a Ismael, pero su celular estaba fuera de línea o, como quien dice, apagado. Sin saber qué hacer y con el temor latente, se quedaron juntos, brindándose compañía mutua, preparados para defenderse si fuera necesario.

Mientras tanto, el perpetrador se acercaba cada vez más, con una cámara de video en mano, listo para iniciar su cruel broma. El terror estaba a punto de desatarse.

El perpetrador estaba acompañado por otros individuos enmascarados, lo que aumentaba aún más el peligro y la sensación de amenaza para Bruno y Rodrigo. La presencia de estos cómplices oscurecía aún más el panorama, haciendo que la situación se volviera aún más aterradora y desesperada para los dos amigos.

Ismael, junto con sus amigos enmascarados, se estaban posicionando estratégicamente en los alrededores de la casa, preparándose para llevar a cabo su plan. Mientras tanto, Bruno y Rodrigo se encontraban desesperados en la oscuridad, sin saber qué hacer ni cómo protegerse ante la inminente amenaza que se cernía sobre ellos. La incertidumbre y el miedo los consumían mientras esperaban lo peor.

Con paso firme y decidido, Ismael sujetaba la cámara de video mientras se acercaba sigilosamente a la puerta de la casa. Sabía que el momento exacto para iniciar la broma se acercaba, y se preparaba para desencadenar el terror planeado. Su rostro oculto tras la máscara mostraba determinación y anticipación, listo para llevar a cabo su papel en el macabro juego que estaba por comenzar.

Y al rozar con sus dedos el frío metal del picaporte de la puerta...



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