Con la trágica muerte de sus hermanos y padre, Jeon Jungkook, un joven alfa de sangre pura, se ve forzado a asumir el papel de Emperador, mientras su verdadero destino permanece oculto a la par de su lucha con aquellos codiciosos por su trono y pod...
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Con el corazón lleno de amargura, sus manos se crisparon sobre el bordado de su vestido, la suave tela apenas lograba distraer la ira que amenazaba a su mimado lobo.
Observar cómo "su alfa" seguía cada movimiento del castaño con la atención que debería haber reservado exclusivamente para ella, le hizo tensar su mandíbula. Cada gesto amistoso que dirigía hacia quienes le atendían se había vuelto normal con el tiempo, pero que ahora fueran dirigidos hacia un omega, a su parecer, insignificante, incrementaba su indignación.
Hye siempre fue consciente de su posición; la emperatriz viuda, quien había maniobrado cuidadosamente cada detalle para asegurarse de que el alfa la viera como su única opción, le había dejado en claro que era la omega perfecta para gobernar.
Esa pequeña ayuda, le garantizo una preferencia mayor ante la princesa Lee, pero con la presencia de Taehyung, todo se sentía tan distinto. Desde la manera en la que el azabache lo había traído, hasta la atención que, sin querer, le demostraba, todo parecía una afrenta personal si se lo llegaba a plantear.
"¿Cómo se atreve?" pensó su lobo.
Había esperado pacientemente durante esos años, no se expondría a perder todo el poder por una cosita cualquiera.
Necesitaba planear la forma de eliminarlo del palacio, de una manera imperceptible, pero efectiva.
Los oscuros podrían ser su salida...
Expulsando feromonas mucho más dulces, y con mayor seguridad, con la yema de sus dedos acarició lentamente la mano del alfa en un intento de entrelazarla con la suya; pero lo último que sintió fue un rechazo.
Jungkook al sentir contacto, quitó abruptamente su mano para recibir al guardia. Al encontraste en el jardín, no se molestó o se le hizo extraño ver a Jihyo acercarse con cierta seriedad y nerviosismo en el rostro.
—Majestad —dijo sin querer interrumpir, pero consciente de la urgencia, se dirigió directamente al alfa —. Hemos recibido señales de los Oscuros. Al principio no eran lo suficientemente fuertes como para poder captarlas. Sin embargo, en los últimos minutos, las frecuencias han incrementado y continúan en un constante aumento.
Su semblante se endureció inevitablemente, mientras Hye no era vista, observaba con los ojos entrecerrados, calculando cómo podría sacar provecho de la situación.
—¿Categoría? —preguntó.
—Categoría dos, pero si logran acabar con la legión, no dudarán en atacar a cada habitante para evolucionar, Señor.
Se quedó pensativo por un momento, era consciente del potencial peligro, pero también de la necesidad de mantener protegido el palacio, no llevaría a más guardias de los necesarios —Eso no sucederá —dijo con determinación. Ignorando la presencia de la omega, llamó a uno de los sirvientes, quien se acercó lo suficiente con la cabeza gacha —. Busca a Yoon, ella es la única que puede traer mi espada.
