▵ CAPÍTULO 8 ▿

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Después de cumplir uno de los encargos que el alfa Jeon le había solicitado, dejando los calabozos en manos de sus guardias para eliminar todo rastro, ascendió por las escaleras del castillo; cada peldaño parecía pesar más que el anterior, aun con...

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Después de cumplir uno de los encargos que el alfa Jeon le había solicitado, dejando los calabozos en manos de sus guardias para eliminar todo rastro, ascendió por las escaleras del castillo; cada peldaño parecía pesar más que el anterior, aun con su cuerpo agotado tenía que cumplir con la urgencia que lo empujaba hacia el baño para invitados. No podía permitir que su omega, en su estado, percibiera el desagradable olor a sangre y hierro que lo envolvía. Para su gusto sería cruel exponerlo a tal hedor.

Al cruzar el baño se detuvo frente a un gran espejo que colgaba sobre el lavabo, su reflejo era apenas reconocible, como el vivido espectro del hombre que alguna vez fue; ahora, unas cuantas canas adornaban su cabello, pero aquello no era sólo resultado del pasar de los años, no, pues unas cuantas cicatrices, y lo que alguna vez fueron manchas de sangre en su piel, eran testigos de la violencia que tuvo que emerger desde su nombramiento como Rey.

El agua caliente comenzó a fluir sobre su cuerpo, arrastrando parte del peso emocional que se había acumulado desde su enfrentamiento con uno de los seguidores del traidor.

Con movimientos metódicos, frotó su piel con una esponja que tenía el jabón de aroma suave que su esposo adoraba, el cálido vapor envolvía el baño creando una atmósfera que logró relajarlo, pero un ardor en su espalda lo hizo girarse hacia el espejo. Observó un rasguño largo y visible, cortesía de uno de los betas que había tenido que interrogar...

Al estar en su oficina y con el cabello un poco húmedo, no pudo evitar cuestionarse si debía responder de inmediato al mensaje del alfa o esperar a su visita, ya que, si la información caía en manos contrarias, no solo su reino pagaría las consecuencias, y la idea de ver a su destinado usando magia, le alteraba los nervios de peor manera.

Yoongi, tras sentir al lobo de su esposo inquieto, fue hasta la oficina, quien revisaba y  firmaba documentos que cubrían su escritorio. Observar a su alfa en ese estado lo hacía sentir una mezcla de emociones difíciles de describir, aunque siempre atribuía dicha sensibilidad a su condición, nunca admitiría abiertamente cuánto le gustaba verlo absorto en su trabajo; con sus cejas ligeramente fruncidas y el bolígrafo jugueteando entre sus dedos.

—¿Has pensado en qué harás con el segundo encargo del Emperador? —giró la silla giratoria del alfa para quedar frente a él, y sin preguntar, se sentó cómodamente en medio de sus piernas.

Este tipo de actos eran la manera en la que expresaba su afecto, y aunque era un tanto reservado, le agradaba el contacto físico, considerándolos como la forma más sincera en que demostraba su amor.

Sin dudarlo, rodeó con sus brazos el pequeño, pero abultado vientre de su omega, acariciándolo con ternura mientras inhalaba el dulce aroma a mandarina que emanaba, siendo más intenso que nunca —Mi respuesta será no. Prefiero enfrentarme al Emperador antes que involucrarte en todo esto —respondió.

—Soy más fuerte de lo que crees; por algo papá me nombró tu guardia personal.

Jimin sonrió con suavidad ante el pequeño berrinche —Sabes que no me refiero a eso —su gesto cambió a uno más serio para evitar una discusión —, lo menos que deseo es escucharme como si estuviera menospreciando tus habilidades, pero hace tiempo que no practicas lo poco que tu padre te enseñó, y en tu estado es mas vulnerable.

El retorno del rey: Shadow and fate. 𐤀KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora