-3

101 16 2
                                    

§£

Miraba el reloj ansioso de que las clases de gastronomía acabarán, cosa extraña en él ya que adoraba cocinar, pero ciertamente aquel día era incluso más especial que hacerle caso a su querido profesor. Tanta era su distracción que terminó colocando demasiada sal más de una vez, pero que sabía contrastar de buena manera, retomando la calma y recordando que no importaba que tanto viera el reloj, las horas irían igual.

— Bien chicos, pueden retirarse, recuerden tu trabajo final —concluyo cerrando el libro de recetas que tenía en manos y sonriendo a sus alumnos, quienes empezaban a guardar sus cosas con cuidado de no dañar nada del material, caso contrario del rubio, quien tomando por sorpresa a todos, se le notaba realmente apurado a pesar de su usual personalidad tranquila y sobre todo sería en cuanto cocina se trataba.

— Sanji ¿Estas bien? —Pudding le había preguntando curiosa, era su amiga de hace un par de años, la conoció en una reunión que tuvo su familia con la suya.

— Nada de que preocuparse, solo estoy apurado —dijo sin mirarla para terminar de arreglar su mochila—, me tengo que ir, hablamos después.

Y sin permitirle a la joven despedirse salió corriendo del salón, buscando con la mirada al causante de sus apuros, su corazón pico ansioso y una sonrisa boba se pego en su rostro, se veía tan lindo riendo a carcajadas, como sus dientecitos se dejaban con ver sin timidez y sus ojos se entrecerraban. Se sentía realmente agradecido por tener un novio tan bonito a su lado, confiado se fue acercando, pero antes de llegar, la presencia que se le hacia borrosa al no tratarse de Luffy se volvió visible, frunciendo el ceño al ver a aquel alfa pretencioso que había estado rondado al rededor del menor.

— ¡Torao! Gracias, me encantan los chocolates —con una gran sonrisa abría la bolsa de dulces que le habían dado, dejando en el aire el ramo de flores que aun se encontraban en las manos del mas alto, quien solo se dedico a verlo comerse un par de chocolates.

— Nami me dijo que hoy era tu cumpleaños y quise darte algo por eso —avergonzado se rasco la nuca con su mano libre, mirando a otro lado.

— Shishishi, tienen sabor a café, a Sanji le gustaran mucho, le encanta este sabor ¿De donde los compraste? Le comprare unos iguales también.

— Ah, bueno no recuerdo ahora, pero supongo que puedo buscarlo y decírtelo. Aunque si quieres...podemos ir a comprarlo juntos ¿No te parece?

— De hecho yo conozco donde los venden. No hace falta que lo hagas 'Torao' —Sanji se había acercado con el ceño temblando para evitar fruncirse y una sonrisa forzada que mostraba sus pulcros dientes. Law alzó una ceja algo desinteresado antes de volver su vista al pelinegro de cicatriz.

— ¡Eso es bueno Sanji! —contento festejo con una gran sonrisa, chocando su cabeza contra el hombro del rubio que se había colocado a su costado— Vamos luego ¡Seguro te van a encantar!

— Claro ¿Y por que mejor no vamos ahora? Ya acabaron las clases —tomando su mano le sonrió suavemente, tirando de su cuerpo para empezar a avanzar.

— ¡Ah! ¡Gracias Torao! —despidiendose dejo al alfa con una mirada estupefacta, aún con las flores que tanto esfuerzo le había tomado elegir, sintiendo que ninguno se podría comparar a la belleza del omega que quería conquistar.

"— Compró girasoles. Yo siempre le compro esas, maldito alfa de mierda" gruñía mientras avanzaba sin tomarse un descanso, detrás suyo un perdido Luffy le seguía sin decirle nada, metiendo su cara en la bolsa de chocolates para llevarse alguno a la boca. A Sanji no le gustaba que su novio fuese pretendido por nadie en general y ciertamente la negativa del pequeño hacia que muchos tuvieran que aceptar el rechazo, pero también sabía que muchos otros no serían tan compresivos y tener a un alfa como lo era Law a su alrededor era como tener un escudo humano gracias a su fama. Suspiró con angustia, a veces temia que aquel alfa le arrebatará a su pequeño terrón de azúcar, conquistandolo con todos los regalos que solía darle.

— ¿Sanji? Llevamos caminando sin parar desde la escuela —curioso Luffy paro de avanzar, se le habían acabado los chocolates logrando darse cuenta de que su rubio no daba tregua a parar.

— Perdón, no me había dado cuenta —suavizando su agarre en el menor, noto como había una pequeña marca roja en su piel, sintiéndose culpable dio un chillido aterrado, tomando su brazo derecho con sus dos manos para examinarlo— ¡Esto no puede ser! ¡Soy un imbecil! ¡Perdoname, no medi mi fuerza!

Sentía sus ojos aguarse mientras miraba la pequeña marca de sus dedos en la piel canela y antes de seguir arrepintiendose una mano se poso en su cabellera, acariciándolo con cuidado, logrando así que alzará la vista. Ahí estaban, sus dulces azul marino mirándolo con preocupación, sabía que Luffy era malo en esas situaciones, por lo que su rostro angustiado por no saber que hacer le hizo suavizarse.

— No llores Sanji, no importa, sabes que siempre me paro haciendo marcas ¡Incluso cuando duermo y dejó que mi brazo se aplaste! No tienes la culpa, no llores, porque siento que mi estómago se presiona y no me gusta —negando con angustia apartó cuidadosamente su brazo, para tomar con ambas manos las palmas ajenas— ¿Que pasa? No es normal verte tan angustiado y tu olor se ha puesto amargo ¿Torao tiene algo que ver? Desde que te acercaste a nosotros puedo sentirte así ¿Hice algo que te molestará?

— ¿Que? No, no, claro que no, es solo que yo... —incapaz de decir lo que sentía, agachó la cabeza, tomando aire con fuerza y exhalando— Perdón, es solo que vi que te dio un regalo y yo aún no te doy nada, me siento mal novio.

— ¿Era eso? ¡No tienes porqué preocuparte! ¡Para mi Sanji es mi mejor regalo! —con el ceño fruncido le miró complemente convencido de sus palabras, provocando un agresivo sonrojo en el rostro ajeno, quien carcajeo luego de un entender los sentimientos ajenos.

— Tienes razón, para mi Luffy también es mi mejor regalo —mas tranquilo entrelazó sus manos, acariciando con sus puntas la piel ajena, quien sonrió más que contento al verlo mejor—. Venga, debemos apurarnos, reserve un buffet para ti.

— ¡Un buffet! ¡Adoro los buffets!

— Jajaja, claro que sí.

Sanji no se sentía preparado para exigirle cosas a Luffy, mucho menos que dejara de hablarle a aquellas personas que tanta inseguridad le causaban, no cuando él aún tenía miedo de que alguien siquiera los reconociera mientras se tomaban de las manos y decían cosas dulces.

§£

Tengo que decir que extrañamente me gusta esta historia aunque sea la que menos interés le prestó q loco

Negativo | SanluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora