Otoño 2017

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Una sonrisa se asoma en mi rostro mientras observo cómo mis compañeros borrachos improvisan una mesa de "beer-pong".

Es increíble como bastó tan solo un mes para encariñarme tanto con este grupo. No voy a mentir, la presión de jugar en la primera de Defensa y Justicia no se acerca a lo que era jugar para Boca lo cuál ayudó bastante a la hora de ganar confianza. Pero yo no vine acá de vacaciones. No solo sé que todo lo que haga este año va a ser clave para lo que la dirigencia de Boca decida hacer conmigo el año que viene, sino que ahora este es mi equipo y así es como debo tratarlo. Eso me motiva a entrenarme y dar más del 100% si es necesario. Mi entrenador confía en mí, tanto así que ayer conseguí mi primera titularidad para el club. Si a esto le sumamos que mis compañeros han sido de lo más acogedores conmigo, se podría decir que esta primera parte del año ha sido de las más lindas que he tenido.

Pensar que arranqué el año sin siquiera saber si iba a jugar fútbol profesional durante esta pretemporada. De eso, pasé a participar del sudamericano sub 20 y después a jugar regularmente en un equipo de primera división.

Es medio temprano para decirlo pero realmente no puedo estar más feliz con la decisión de haberme venido de préstamo. Además de servirme muchísimo en lo futbolístico, también me ha ayudado anímicamente. Como jugador, en este último mes había recobrado bastante del auto estima que tan dañado había quedado después de tantas jornadas en el banco de Boca y de todas las convocatorias infructuosas del año pasado para la sub 20. Ni hablar de lo bien que le vino a mi vida social. No es que en Boca sean malos ni nada por el estilo, siempre hay alguien queriendo darte una mano, pero a veces no puedo evitar sentirme solo. Especialmente desde que se fue Lolo. Todos son más grandes que yo, con tanta experiencia y es todo tan serio que hay veces que siento que no puedo terminar de conectar con el grupo. Probablemente sea solo cuestión de tiempo y adaptación pero acá es todo tan simple. Somos todos bastante jóvenes a excepción de unos cuantos, la mayoría de alrededor de mi edad. Hay bastantes jugadores nuevos o de préstamos y no estamos llenos de grandes estrellas. Me recibieron con brazos abiertos desde el primer día y no puedo estar más agradecido.

Desde el sillón del living con una lata de birra en una mano me río cuando a Licha se le cae un pedazo de torta que le estaba sirviendo a uno de los más chicos del plantel, un pibe de 17 años que debutó ayer. Mi amigo se agacha a recoger lo que se le había caído para ponerlo sobre una servilleta y dárselo al muchacho de todos modos, como si nada hubiese pasado. El más jóven pone cara de asco y se queja pero Licha se encoge de hombros y le dice que la comida no se tira.

Sacudo la cabeza y me río de vuelta. Como lo quiero al cabezón.

Aquel día que me presentaran al equipo y descubrimos que íbamos a estar jugando juntos por el resto del año, a Licha lo volví a ver esa misma noche ya que nos habían ubicado en la misma pensión. A la mañana siguiente Licha ya había decidido que nos íbamos a mudar solos.

– Namu, vos no entendés. – Me dijo durante el desayuno después de pasarme varios links con departamentos en alquiler que había estado investigando. – Yo los amo, pero estos pibes son demasiado pendejos para el bien de mi salud mental.

– Pero Licha, tenés 19. Sos como mucho tres años más grande que el resto.

– Y es suficiente.

Así fue como hace un poco más de una semana finalmente nos mudamos a este precioso dos ambientes. No es gran cosa pero cada uno tiene su cuarto y nos queda cerca del predio así que no nos quejamos.

IRRESISTIBLE (CutiNahu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora