IV

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Craig estaba ahora en casa de Kenny, sentado frente a él en su cama escuchando la información que Clyde leía de la laptop y que acababa de sintetizar. Era todo un trabajo que les habían dejado la semana pasada y tenían que entregar la semana próxima. Como siempre, había escogido como compañeros de grupo al castaño y al rubio. Incluso si este último era una gran fuente de distracción para los otros dos.

—¿Cuántos años tenía?— había preguntado el rubio.

—¿Freud?— Clyde estaba confundido. ¿Por qué Kenny querría saber la edad del autor a quien estaban investigando?

—No. Tweek— voltearon a mirar a Craig.

—Catorce— Craig suspiró, creyó que Kenny había decidido dejar el tema atrás pero ahora veía que no era así. —¿Por qué? ¿Te molesta que siga siendo un niño?

—Woah ¿por qué tan a la defensiva? ¿Tú no eras el que siempre hablaba de eso?

—Bueno, todos crecimos ¿no?

Kenny lo observó de un modo extraño. ¿Qué bicho le había picado ahora que tenía un humor de perros? Le interrogó con la mirada a Clyde y éste se encogió de hombros.

—Entonces ahora ya no es más molesto...?— intentó adivinar Clyde.

—Es divertido estar con él. ¿Podemos seguir con el trabajo?— Craig ahora estaba recostado observando el techo.

—¿Y cuándo se hizo más divertido estar con él que con nosotros?

—Pero si yo nunca dije eso— gruñó el ojiverde.

—Bueno lo estás dando a entender ahora mismo, es como si hubieses preferido quedarte en casa.

—Por supuesto que no— Craig dudó de ello en ese momento —Solo que ahora mismo Kenny, estás haciéndome perder la paciencia. Tenemos que seguir con el trabajo.

—Sí Kenny, creo que es hora de averiguar de Freud y no de Tweek —apoyó Clyde

—Solo quería saber qué había cambiado. Un día te molestaba que esté siempre detrás de ti y ahora te sigue persiguiendo pero estás defendiéndolo.

—Ya no lo hace— Craig no sabía en qué momento su voz se descontrolaría y empezaría a gritar.

—¿Te ha dejado en paz entonces?

—No, pero ahora es diferente— Craig vio como Kenny entornaba los ojos —no lo conoces, olvídalo.

—Hey ¿y qué tal si nos lo presentas?— Clyde de pronto se vio muy emocionado con su propia idea.

Craig titubeó sin decidirse. Si Kenny odiaba a los niños porque tenía una mala experiencia con ellos, Clyde los amaba porque creía que eran tiernos e inocentes. ¡Solo que Tweek no era un infante!

Se produjo un silencio en la habitación. Ninguno de los dos respondió a la pregunta de Clyde. Craig se paró, revisó la hora y cerró el libro que traía en manos.

—¿Por qué mejor no lo terminamos mañana después del entrenamiento? — preguntó tranquilamente refiriéndose al trabajo —Tendremos más tiempo y además, todavía no he terminado de estudiar historia.

Los chicos asintieron. Clyde anunció que se quedaría un rato más. Craig se despidió y salió del cuarto.

Tweek había tenido otro de esos malos días en la escuela. Había siempre ese sentimiento de diferencia con el resto. En clase de gimnasia, el profesor los había separado en dos grupos: de hombres y de mujeres. Cuando el turno de las chicas comenzó, todos los hombres empezaron a comentar sobre ellas, como usualmente lo hacían. Mientras que la mayoría de los chicos contaban cualquier tipo de experiencias que habían tenido con chicas, Tweek solo escuchaba en silencio. Quería mentir y decir que él también había disfrutado un beso de ellas, que también habían conocido la casa de una de ellas o que al menos ¡una de ellas le parecía atractiva! Tweek cada vez se sentía más y más incómodo en aquel grupo.

I wanna be with you |Creek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora