Capitulo 2: Quedate.

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       Al amanecer justo a las 9:39 de la mañana, tras revisar la hora en el reloj del celular terminé abriendo los ojos aún somnolienta, pues escuché pasos provenientes de las escaleras y que revoloteaban por todos lados haciendo muy notable el ruido. Me levanté rápidamente mirando a mi alrededor aún con el cuerpo adolorido, solté un leve gemido de dolor al tocar mi costado derecho y después saqué del interior de mi mochila un broche para poder sujetar mi cabello completamente, una pinza con forma de mariposa a color negro que había comprado en una tienda del centro.

—¡Buenos días! —exclama animado.

—Buenos días —contesto tallando mi rostro con ambas manos. Jeff se dispone a empezar a recoger algunas cajas sin decirme y antes de que me lo diga, doblo las sábanas de manera ordenada y recojo todo el desorden. Las dejo firmemente dobladas sobre el sofá y enseguida, y aún chocando con la pared torpemente. Él vuelve bajando por las escaleras y brinca el último escalón acercándose. Sonríe mirándome y se cruza de brazos.

—Se que aún estás cansada, ¡pero! El día apenas empieza y debemos de ir por tus cosas para que te instales en su habitación. ¿Todavía sigue en pie la idea? —pregunta de nuevo esta vez tratando de de estar seguro.

Asiento y bostezo mirando a mi alrededor.

—Si. Claro que sí. También creo que te faltan algunas cosas, ¿no es así?

—Así es. De hecho estaba pensando que quizás sería una excelente idea si empiezas por comprar los víveres. Y despues pasamos por tus cosas, o viceversa, ¿qué opinas? —pregunta aún pensativo.

—Solo tengo una maleta de mano y una mochila —respondí con mis manos detrás de mi espalda, —así que no me importaría pasar primero por mis cosas y después podrías dejarme en algún supermercado. En realidad puedo cargar con las cosas.

—No, no. Puedo traer las cosas a la casa y dejarlas en tu habitación —dice dándome la espalda y se marcha al comedor que ya estaba instalado, y lo sigo.

Camino detrás de él observando con más claridad mi alrededor y la carencia de muebles decorativos que solo ahorrarían mi trabajo de limpieza, Jeff ya había plasmado una carpeta de color roja con pasta de cuero por encima de la mesa y cuando me acerco para observarla más de cerca Jeff aclara su garganta y volteo a verlo con atención. Sumamente curiosa por lo que pasaba frente a mi.

—¿Puedo preguntar qué es? —pregunto con curiosidad.

—Adelante. Naturalmente si tu pregunta es sobre el contenido, sabrás que es tu contrato—responde sentándose en una de las sillas junto a él y con su mano me invita a sentarme en la silla a lado de la suya.

Accedi a tomar asiento un tanto nerviosa y el lo entendió rápidamente al ver mis inquietas manos. Usualmente frotaba mis dedos cuando me encontraba ansiosa. Él sonrió burlándose.

—No te voy a hacer daño. No como el que TÚ me hiciste ayer. Gato. —reclama un tanto ofendido.

—Lo siento —dije avergonzada, —enserio lo siento —dije mirando su brazo izquierdo y como es que su suéter estaba rasgado, y como es que en realidad no se había cambiado de ropa desde ayer, aún había sangre seca en la herida y él ni siquiera se tomó la molestia de recordar curarse la herida o hacer algo al respecto. Lo que me hizo pensar que enserio era más descuidado incluso que yo misma.

—No te preocupes, no moriré por ese rasguño—dice hojeando las varias hojas que se encontraban agrupadas por un clip color negro, —escucha, este contrato es importante pues una vez firmado ya no puedes deshacerlo, romperlo o de alguna manera, olvidarlo. Este contrato es un explícito. Por eso te pregunto de nuevo, ¿estás segura de aceptar? —pregunta con un rostro firme.

|Peligrosamente Tuyo|Libro#1| "Llámame pronto, cariño"|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora