Capítulo 7

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— Valentina Amelie, no te lo voy a repetir dos veces. — Dijo el monegasco con pesadez, mientras intentaba vestir a la pequeña con un precioso vestido que Pascale le había regalado.

— ¡Pero papi, yo camiseta de corazones!— Berreaba la niña de ojos verdes.

— Ya te he dicho que no, esa camiseta está sucia. Hoy vas a llevar este vestido que te regaló la abuelita. ¿Está bien? — Seguía batallando Leclerc por no perder la poca paciencia que le quedaba.

— ¡No!

Leclerc abrió los ojos como platos al ver como su hija tiraba al suelo el pequeño vestido. Aquel acto hizo que el hombre se hartase.

— ¡Ya está bien Valentina! Te vas a poner este vestido a las buenas o a las malas! — Charles vistió por la fuerza a su hija mientras esta lloraba descontroladamente.

Terminó de alisarla mientras esta no cedía a nada, era uno de aquellos días en donde iba a llevarle la contraria a su padre en todo.

El monegasco llevaba de la mano a su hija mientras hablaba por teléfono con su manager avisándole de que estaba yendo a por su coche para poder llegar hasta el circuito, debido a que tenía que recoger sus cosas antes de volar al próximo gran premio.

Ambos caminaban por las calles de Londres mientras la pequeña jugaba con una diminuta pelota de juguete.

En el instante, la pelota resbaló de las manitas de la infante, rodando directamente a la carretera.

— No, mi pelota! — La niña se zafó rápidamente de la mano de Charles, yendo directamente a recogerla.

El hombre, quien iba hablando por teléfono distraído posó su mirada en su hija cuando notó que no la sujetaba. Su corazón dio un vuelco al observar a la pequeña yendo por la carretera para coger su pelota.

— ¡Valentina! — Colgó la llamada al instante y corrió tras ella sin dudarlo. Sus piernas comenzaron a temblar y su respiración se agitó al ver como un coche se aproximaba a gran velocidad.

El conductor del coche frenó en seco al ver a la niña en medio de la carretera, quedando a pocos metros de ella.

El monegasco pudo llegar hasta su hija arrodillándose en el acto y comprobando que cada parte de su pequeño cuerpo no tenía ningún daño.

La niña fue revisada de pies a cabeza y abrazada fuertemente después.

—Dios mío Valentina, no sabes qué susto me diste. — El hombre aún tenía su respiración pausada y agitada.

Charles apretó fuertemente los mofletes de su hija y la obligó a mirarlo. — Como me vuelvas a asustar de esta forma te juro que te encierro en casa para que no te pase nada más. — Exageró. —Esto me pasa por no agarrar el carrito.

Comenzó a darle muchos besos en la frente hasta que el conductor del coche puso un pie en el suelo bajando del auto.

— De verdad que lo siento! ¿Está la pequeña bien?

La voz femenina de la chica no pasó desapercibida por Leclerc, quien posó su mirada en ella y no podía creer lo que veía.

La vio. La encontró. La chica misteriosa estaba frente a él dos años después y en otro país.

La británica no se habia percatado de quién era el hasta que no estuvo lo suficientemente cerca de ellos para poder observarlo con detenimiento.

Paró en seco al ver quién tenía delante. El corazón de la chica empezó a acelerar sus latidos al ver a aquel hombre que no veía desde hacía años en la fiesta de Mónaco. Casi atropellaba a la hija de Charles Leclerc y además, en su propia ciudad.

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⏰ Última actualización: Apr 03 ⏰

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Ferrari's boy treasure ~ Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora