Las Aventuras de Andy y Leyley

Desconfianza (Extra/Ruta Decay)

Estás en silencio pero no dejas de llorar, las lágrimas se desbordan sobre tus mejillas mientras te quedas en esa esquina tratando de entender lo que te está pasando. No tiene sentido que te quedes ahí, eso lo sabes muy bien pero tu cuerpo no responde. ¿Has vuelto a quedarte catatónico? Con justa razón. Las cosas no han dejado de empeorar desde que arribaron a la casa de tus tíos. Haz dejado que Ashley y Andrew peleen sin intervenir, temeroso de recibir un maltrato por parte de cualquiera de ellos como sucedió en el pasado con tus padres. Tu relación con Andrew continúa estancada, pues no han tenido la decencia de conversar sin la misma odiosa tensión de toda la vida. Sientes que no has avanzado y probablemente no lo has hecho porque sigues temiendo a las sombras del sótano. Eres patético. Lo sabes, ¿cierto? Mereces estar en el mismo lugar de tus tíos ahora mismo. No es muy tarde para pedirle a Ashley que te mate justo como hizo con sus propios padres. Después de todo serías una carga menos para ella, ya que ni siquiera parece que tus primos tengan la mejor relación del mundo.

—Archie, cariño. —La voz de tu prima logra llamar tu atención, pero aunque te esforzaste en levantar la cabeza no lo conseguiste. Debió comprenderlo ya que te ayudó a mirarla al rostro sosteniendo tu barbilla con los dedos—. Oh, Archie. No me gusta verte así —comenta. A ti tampoco te gusta sentir el cuerpo tan pesado pero no puedes formular ninguna oración con tu boca—. Háblame, Archie. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

No lo sabes y te gustaría decírselo pero no lo consigues por más que te forzas, sólo puedes devolverle la mirada, no sabes qué ocurre pero de alguna manera su expresión enternecida te consuela. Ella siempre te ha llamado "ratón", y si eso es lo que eres para ella, para ti Ashley es un felino, uno que no dudaría clavarte los colmillos en el cuello una vez se aburra de jugar contigo. Desearías que lo hiciera ahora.

—Archie —canturreó. No entendías porqué nunca se tuvo fe cantando si su voz era tan melodiosa, casi celestial para ti, como la voz de tu padre—. Deberías ir arriba, no vas a poder soportar lo que Andy y yo vamos hacer con los señores Graves. Quiero mantener tu inocencia intacta, ¿sabes? Así que vuelve de donde sea que estés y comienza a moverte a un refugio seguro.

Eso quieres hacer pero no puedes, estás paralizado, te sientes tan cansado.

—Archie —Ella está tarareando tu nombre de nuevo. Su voz es tan dulce, casi ni quieres moverte para que ella siga llamándote de esa manera. A tus amigos siempre les dio miedo cuando ella pronunciaba tu nombre así entre el silencio pero a ti te gustaba, siempre—. Archie, vuelve.

—Lo vas a hipnotizar de esa manera —se quejó la voz de Andrew en el fondo—. Debes hablarle con normalidad o no responderá.

—Si eres tan experto ven a hablarle tú.

—No, él es tu carga, no la mía. Tengo suficiente contigo.

—Imbécil —bufó tu prima entre dientes. Tus ojos picaron. Andrew se estaba volviendo más frío contigo y eso que nunca quisiste molestarlo. ¿En serio no había esperanza para agradarle? Bueno, para él siempre fuiste un parche roto que nunca debió cocerse—. Ay, no, Archie, no llores, no te lo decía a ti. Andrew es un idiota también, no le hagas caso. —Te gustaría creerle pero te sientes abatido—. Archie... Por favor, vuelve conmigo. Archie... No me abandones.

Algo en la forma en que lo dijo activó todos tus sentidos de golpe, sintiéndote tan identificado con su dolor que todo tu cuerpo sufrió un subidón de energía, razón por la que no dudaste en lanzarte a sus brazos, aferrándote a su cintura con las lágrimas corriendo por tu rostro con fuerza. El dolor hizo mella en tu ser mientras el resto de tus sentimientos se ahogaban en el mar de tristeza con el que finalmente lograste articular las palabras que requerías entre sollozos.