La profesora de Ballet

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Felipe se encontraba poniéndole la merienda a su pequeña hija, Mariel

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Felipe se encontraba poniéndole la merienda a su pequeña hija, Mariel. Una niña muy linda, tenía los ojos de Pipe, su carisma y físicamente eran muy parecidos.

Todo había sucedido en una noche de fiesta, se puso tan borracho que despertó con una mujer, saliendo embarazada. Para la mala suerte de Pipe, ella tuvo al bebé y desapareció del país. Dejando solamente una carta.

A Felipe no le dio tristeza, le dio mucho coraje, lo dejo solo, con tan solo 19 años y una bebé. Su madre lo ayudo en todo y recibió muy feliz a su nieta, Mariel.

Pipe se encontraba poniéndole un refrigerio a la nena, consistía en fresas picadas junto con pequeños trozos de mandarina y unas galletas con chispas de chocolate, horneadas por la madre de Pipe.

Eran aproximadamente las 5 de la tarde y la pequeña Mariel se encontraba dormida en el sillón. Ya se encontraba lista, traía su tutú rosa y unas lindas trenzas. Felipe puso su refrigerio en su pequeña mochila, la cual era sobre una bailarina.

—Mar, linda, despierta—con delicadeza movió a la pequeña, a lo que la niña solo se dedico a abrir sus ojos azules.

Mariel al ver que era su papá le dedico una gran sonrisa, la cual mostraba emoción. se paró del sofá con mucha energía y rápidamente comenzó a hablar.

—¡Papi! Ya es hora de ir con la maestra Kia—sus ojos mostraban emoción, tomo la pequeña mochila y corrió hacia la puerta.

Felipe rio ante las acciones de su hija, el sabía que amaba a su maestra Kia o como él le dice, maestra miel.

Salieron de casa y subieron al coche, Pipe se encargo de abrocharle en cinturón a la pequeña para así después subir él al auto.

—Papi ¿Saliendo podemos ir al cine?—Pipe vio a la pequeña por el retrovisor, traía una de sus muñecas con ella a lo que sonrió con ternura.

—¿Cuál peli quieres ver, Mar?—De vez en cuando veía a Mariel por el retrovisor.

—Dice mi tita que está la peli de una bailarina—pipe asintió, sin duda no sabía de qué película estaba hablando, pero, haría todo por qué su niña este feliz.

—Bien, entonces, terminan tus clases y vamos al cine—ella asintió repetidamente al estar tan entusiasmada.

Pipe siguió manejando hasta llegar al lugar donde Saskia daba sus clases. Un gran estudio con colores pasteles y neutros.

Bajaron del auto y entraron, había varias compañeras de la menor por lo que rápidamente fue con ellas.

Pipe tenía la costumbre de platicar un pequeño lapso de tiempo con Saskia, claro, sobre su hija.

—Buenas tardes, Pipe—ella saludo y se sonrieron ¿Estaban quedando? Ninguno de los dos sabía.

—Buenas tardes, Kia—le dio una calida sonrisa pero una niña le habla a la chica, a lo que ella voltea hacia su dirección.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒    | Felipe Otaño  ˡˢᵈˡᶰ ❌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora