Capítulo 3: La incertidumbre de Japón

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Sus gustos y su trabajo siempre contrastaron de una forma casi extraordinaria, exquisita si algún novelista pudiese leer el libro de su vida. 

Sería una vil mentira negar que ha tenido todo, cualquier cosa que deseara de adolescente, lo conseguía. Tal vez por eso es bueno con los criminales, sabe cómo conseguirlos sin que parezca forzado a ello, un poco enamorado por la atención que dan y la manera en que sus ojos fríos recobran el brillo cuando lo ven. No pueden culparlo por ansiar algo de calor humano.

Y hay un tema que siempre lo ha vuelto loco respecto a conquistar delincuentes, personas que no le temen a absolutamente nada y están dispuestos a recibir una bala por él. Se siente un poco enfermo si lo piensa con detenimiento, pero sabe que no es tan extraño, a las personas les gusta la intensidad, solo que no son capaces de aceptarlo. Ha tenido que ver hombres rudos y con tatuajes jadeando por su tacto, ansiosos por poseer la boquita peligrosa de Donghyuck y mostrarle que existe un mundo muchísimo mejor fuera del espionaje y lo correcto.

Quizá se equivoco de vocación.

Una risa se acumula en su garganta, mas no puede conocer el mundo mortal debido a la situación en la que se encuentra. Cruza una pierna sobre la otra y analiza el rostro del hombre frente a él.

Es apuesto, cabello tan oscuro como la tinta sobre su piel. A pesar del reciente frío en Tokio, él viste una camiseta de tirantes con un abrigo abierto encima, dejando a la vista todos los tatuajes esparcidos por su pecho y cuello.

No debería ser una razón para enorgullecerse en lo absoluto, pero él lo está.

─Kyo ─dice su nombre con un pequeño grado de interés─, me gusta. ¿Qué significa?

─Espejo ─le responde rápido, no luce como alguien fácil, seguro costará un poco más arrebatarle información, mas no es imposible─. Sé leer a las personas muy bien, así que vamos al grano, lindo.

Donghyuck sonríe, sinceramente lo hace. Los halagos son una parte importante de su crecimiento personal, no puede comenzar el día sin escuchar alguno de ellos, independientemente de si viene de alguien más o de sí mismo. Se aclara la garganta y lleva una taza de café cargado hasta sus labios.

Él lo mira con atención, buscando hasta el mínimo detalle en Donghyuck para asegurarse de que se trataba de un topo y no lo que decía ser.

─Tengo un fetiche.

Las cejas se alzan en su dirección y Donghyuck tiene que luchar un poco para no reírse. Su mente trabaja especialmente rápido, pero eso no significa que siempre tengan sentido sus mentiras.

─Por supuesto que lo tienes ─él sí que lo hace, una carcajada suave se pierde en el aire─. Todos saben quién soy y qué es lo que hago, debes ser demasiado valiente para siquiera pensar en acercarte.

─No tengo miedo.

─Deberías ─el contacto visual se siente pesado, ve mucho más allá de lo que se permite mostrar, por un instante cree que lo ha descubierto y le clavara una daga en la traquea, pero su orgullo no le permite considerarlo en su totalidad─. Luces muy frágil para un mundo como este.

Frágil.

Donghyuck no se considera una persona frágil, sabe de secretos nacionales y peligros desde que tiene uso de la razón, siempre ha estado corriendo de la muerte, burlándola como un trapecista en su show estrella. Para ser como ellos lo describen, primerio debió nacer en una familia común y corriente, asistir a una escuela para niños y adolescentes normales, y por último, tener un trabajo tan aburrido como el de todos. Por supuesto, exceptuando al del hombre y el suyo.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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