¿Acaso nos ocultan algo?

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Amelia

A la mañana siguiente me levanté y lo primero qué hice fué meterme a la ducha, después de bañarme cepille mi cabello mis dientes, y me coloqué una ropa cómoda pará él día. Organice mí habitación y bajé a la sala, dónde estaba Bill y Gustav sentados en él sofá.

—Buenos días.—dije con una sonrisa, sentandome al lado de Gustav—

Bill:

—Buenos días,¿cómo dormiste?—me devolvió la sonrisa—

Amelia:

—Bien, ¿y georg?—

Gustav:

—Esta dormido.—me miro—

Amelia:

—Oh, y ¿tomaron bastante?—

Gustav:

—Me puse un poco ebrio, pero Georg ya no sabía dónde estaba.—dije en un tono de
risa—

Bill:

—JAJAJAJA si, hasta se cayó.—se empezaron a reír—

Amelia:

—Que pecao.—me reí un poco—Y ¿Tom?—

Bill:

—Está dormido.—

Tom:

—Buenos días.—dijo con un tono ronco porqué apenas sé había levantado—

Gustav:

—Hablando del rey de Roma.—

Cuándo Tom llegó, se puedo decir que se me salió un lágrima, y no por los ojos. Se veía tan bien recién levantado, sin camisa luciendo su abdomen bien trabajado, con su cara recién levantada, era lo mejor. Aunque tenía que actuar normal, no podía verme cómo una loca mirándolo.

Tom:

—¿Y Georg?—me miró—

Bill:

—Dormido.—

Amelia:

—Lo voy a levantar.—me pare del sofá, y empecé a subir las escaleras—

Gustav:

— despiértalo con dulzura.—

Amelia:

—Yo siempre lo hago.—

terminé de subir las escaleras, pero antes de levantarlo tenía qué ir a mí habitación, cogí una bocina de aire pará ir a la habitación de Georg y levantarlo súper dulce.

Abrí la cortina de su ventana pará qué le entrará toda la luz, y le quité la sábana con la qué sé cobijaba. Por último prendí la bocina de aire, así se levantó con un ruidito súper suave.

Bill:

—Ven, Amelia siempre levantando a los demás con delicadeza.—dijo casi riéndose—

Gustav:

—Georg la va a matar.—agunto su risa—

Georg:

—Apaga ésa mierda.—dijo casi en un grito—

Amelia:

—Sí no te levantas, no lo haré.—no apagué la bocina—

Georg:

—Bien, bien ya lo hice.—se paro de su cama enojado—

Amelia:

—Bien, te quiero, ahora baja que los chicos y yo te estamos esperando.—bese su mejilla, saliendo de su habitación—

Tom:

—Chicos, ¿vamos a desayunar en un restaurante?, o ¿pedimos la comida?—

Bill:

—Mejor pide la comida.—

Gustav:

—Bueno entonces yo voy a llamar.—se paro del sofá, agarro el teléfono y llamo a la recepción—

Amelia:

—baje las escaleras—Georg ya está
despierto.—

Tom:

—No nos dimos cuenta, como lo levantaste super silenciosa.—dijo sarcásticamente, mientras me sonreía—

Amelia:

—Si, yo soy silenciosa.—le seguí el juego—

Después de eso, llegó nuestro desayunó, nos sentamos en el comedor y empezamos a comer.

Bill:

—Oigan, Amelia y Tom, ¿que hicieron ayer en la fiesta?—nos miro a los dos—

Amelia:

—me quedé callada al recordar lo que Tom y yo estuvimos haciendo, y lo que apuntó estuvo de pasar—

Tom:

—¿Porque la pregunta?—dije medio tenso—

Gustav:

—Porqué sé desaparecieron—miro a tom—

Tom:

—Ah, emm, solo estuvimos tomando unos tragos.—dije medio nervioso—

Georg:

—Que raro, nosotros toda la fiesta estuvimos en la barra, comprando tragos, y nunca los vimos¿Están ocultando algo?—levanto una ceja—

Amelia:

—intenté actuar normal, respiré y miré a Georg— Claro qué no, lo qué pasá es qué fuimos a comprar los tragos, y después nos sentamos en ésos asientos lejanos de la fiesta
¿Porque tendríamos que ocultar les algo?
—me crece de brazos—

Bill:

—No por nada.—siguió  comiéndo—

Gustav:

—Bueno, y ¿si hoy salimos a un restaurante?

Georg:

—Me parece bien.—

Bill:

—Si, ¿les parece a las 7:00 pm.—

Tom:

—Si, si.—

Amelia:

—Esta bien.—

Seguimos comiendo, hablando y riendo, terminamos y empezamos a ver televisión, ya que no teníamos nada para hacer.

Amelia:

—Ya vengo.—me pare del sofa—

Gustav:

—¿A dónde vas?—

Amelia:

—Voy acomodar unas cosas qué dejé pendientes ayer, no demoró.—subi las escaleras y fui a mi habitación—

Tenía qué acomodar unas citas en mí computadora, ya que estaba buscando trabajó para ser modeló, aunque sea muy tímida quiero un muy bien futuro.

Pasaron unos 40 minutos y ya había terminado, apague el computador, me fui a mi bañó para cepillar mis dientes ya que cuándo comí no lo hice. Cuando termine empecé a lavar mi cara, hasta sentir unas manos que me asustaron.

ERAS TODO LO QUÉ TENÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora