Nececitas una lección

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Tom

—Voy al bañó, no demoró.—le dije a los chicos, al pararme del sofá—

Subí las escaleras, fuí a la habitación de Amelia, no la encontré así qué pensé que estaría en su bañó. Al verla lavarse su cara aproveché y agarré su cintura.

Amelia:

—Al sentir unas manos en mi cintura, hicieron que me asustara un poco—joder.—

Tom:

—me incliné, susurrándole al oído
—Tranquila muñeca, soy yo.—

Amelia:

—me tranquilice un poco, seque mí cara volteando lo a ver—¿Que pasa?—

Tom:

—Nada, quería saber porqué te estabas demorando tanto.—me acerqué a ella—

Amelia:

—Estaba buscando trabajó para modelaje.
—dije, mientras salía del bañó—

Tom:

—salí detrás de ella—¿Segura?—

Amelia:

—Si Tom, ¿porqué, ya me extrañabas?
—levantó las cejas con un sonrisa—

Tom:

—Ni en tus sueños preciosa.—tome su cintura bastante fuerte, acercándola a mi—

Amelia:

—Entonces, si no me extrañas, ¿porqué estás aquí?—intentó alejarse dé mí—

Tom:

—Ya te lo dije, te estabas demorando
mucho.—la agarré más fuerte—

Amelia:

—Eso significa, qué si me extrañas.—dijo burlona—

Tom:

—No, claro que no, bueno como sea, bajemos.—dije soltando su cintura—

Amelia:

—Bien, aburrido.—susurro la última
palabra—

Tom:

—agarré su cintura de nuevo, pero está vez más fuerte, azotando su cuerpo contra la pared, fuerte pero no doloroso—¿Cómo dices?—

Amelia:

—Aburrido.—dijo con una sonrisa—

Tom:

—Eres muy grosera, creó que te hacé falta una lección.—dije con un tono de voz
ronca—

Amelia:

—¿Así?, y cuál sería.—se acercó más a mi cara—

Tom:

—Está.—presione mis labios con los de ella—

Era un besó entré apasionado, necesitado y feroz. Sin previo avisó metí mí lengua en su boca saboreando todo lo qué quería, mis manos subían y bajaban por su cintura y caderas, agarré sus glúteos apretandolos con fuerza, eso hizo qué ella soltará un gemido que yo ahogue con mis besos. Nos separamos del beso por falta de aire, y lo único que sentí al separarme, fue una bofetada de ella.

Amelia:

—Éso té pasá por besarme sin mí consentimiento.—

agarró mí cuello con sus manos, atrayendo me una vez más a sus labios, mientras que mi mano acariciaba mí mejilla por su fuerte bofetada, nos besamos más y más hasta pasar unos 10 minutos. Cuándo terminamos, bajamos a la sala dónde estaban los chicos, sentandonos en el sofá.

Bill:

—¿Porqué se demoraron tanto?—nos miró—

Amelia:

—Ah, porqué yo estaba en el computador.
—dijo un poco nerviosa—

Gustav:

—¿Y tú?, Tom.—me miró—

Tom:

—Estaba en el bañó.—

Bill:

—Mmm, okey, bueno sigamos viendo la
tele.—dijo con una sonrisa—

—dijo con una sonrisa—

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