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Sergio y Max se miraban con amor. No prestaban atención a nada de lo que él sacerdote decía.

Se estaban casando y no podían estar más felices. Las madres de ellos lloraban sin control. Sus bebés ya estaban grandes y estaban comenzando a hacer una familia.

No sabían cómo habían llegado a ello. Pues en cuanto le contaron a sus padres sobre la promesa de matrimonio, estos dijeron "No es necesario que esperen tanto, yo lo arregló"

Si, Max era menor de edad, pero gracias a sus padres y varios intentos de estos, se estaban casando antes de lo que habían dicho.

¿Eso era algo malo o algo bueno? No le importaba. El era feliz con Sergio.

Sergio tenía ya tres meses de embarazo e iba todo perfecto. Su pequeña pancita se había comenzado a notar, pero aún le cabía su antigua ropa. Pues era un amante de comprar ropa dos tallas más grande que la suya.

Pero debajo del traje que estaba usando, parecía un simple omega, si no fuera porque todos sabían que esperaba un bebé, no tendrían la menor idea.

Charles miraba orgulloso a su mejor amigo, una pequeña lágrima cayó por sus ojos, estaba muy feliz por el omega. Carlos estaba al lado suyo, sonriendo hacia los novios, hacían una muy linda pareja.

Oscar abrazaba a Lando, su omega. Sergio había crecido en muy poco tiempo y le daba nostalgia eso, pues le había agarrado un cariño muy grande al omega, como si fuese su propio hijo. Lando también sonreía.

Y Pierre estaba con su omega, que ya tenía 7 meses de embarazo, faltaba muy poco para el nacimiento del pequeño Matthew.

Sergio y Max salieron de su trance, solo cuando el sacerdote termino su discurso.

- Aceptó.- Dijeron los dos al mismo tiempo, con las sonrisas más grandes que había dado en toda su vida. El padre de Sergio les dio las sortijas y se besaron, recibiendo aplausos de todos los presentes.

Ahora sí serían una verdadera familia.

......

Sergio respiraba agitado, estar de parto era más difícil y doloroso de lo que imaginaba.

Inhalaba y exhalaba, las contracciones eran un verdadero martirio. Pero todo lo valía para traer al mundo a sus dos pequeños. Porque si, a los cinco meses habían tenido la segunda radiografía, y habían tenido una pequeña sorpresa, y era que en vez de un cachorro, serían dos. Había sido bastante curioso, ya que en la primera ecografía, la pequeña no se había notado. Al parecer quería ser sorpresa.

Max a su lado le decía palabras cursis y de aliento en su oído para calmarlo, además de prestar su mano, la cual estaba roja de tanto ser apretada. Pero no le importaba, el dolor de su omega era más grande.

Después de unos cuantos empujes más, la sala se llenó de llantos. Ambos bebés nacieron muy sanos. Eran hermosos.

- ¿Cómo los quieres llamar bebé?- Preguntó Max con el varón en brazos, mientras que Sergio estaba acostado con la niña.

- Olivia Verstappen y Liam Verstappen.- Sergio se notaba agotado, pero sonrió lo mejor que pudo, sus bebés eran hermosos, y tenía un esposo guapísimo. Su vida era perfecta.

- Bienvenidos a la pequeña familia Verstappen, los amamos mucho bebés.- Max dejo pequeños besos en las cabezas de sus hijos, y estos se removieron en medio del sueño. Eran adorables, al igual que su padre omega.- Gracias por darme una familia amor, te amo demasiado.- Le susurró en la oreja.

Todo era perfecto. ¿Qué más podían pedir?

UnexpectedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora