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La señora Pérez y la señora Verstappen, estaban tomando café mientras esperaban a que sus hijos volvieran.

El primer celo, siempre duraba un día, por lo que sus hijos ya debían estar bien. Aunque ya había pasado el tiempo, las madres estaban un poco preocupadas, pero también felices.

- ¡Estoy tan contenta! ¡Por fin mi Maxie tendrá su marca!- Celebraba la señora Verstappen. Estaba muy feliz de que su hijo fuera un omega y más del hijo de su mejor amiga.

- ¡Si!- Afirmo la señora Pérez, tomando un sorbo de su taza.- Ojalá Sergio no se haya pasado de brusco. Tal vez salió igual a su padre y dejará sin caminar al pobre Maxie.

Ambas madres rieron bajito.

- Aún me acuerdo cuando Antonio te marco, no pudiste caminar por una semana.- Se acordaba muy bien de las muecas de su mejor amiga al caminar. Se había burlado de ella por el resto de la semana.- Pobre mi Maxie, quedará igual.

Antes de seguir con su conversación, la puerta de la casa fue abierta, y las madres se levantaron del sillón como si este tuviera resortes.

Se dirigieron a la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, que se borró al ver a sus hijos. Siendo remplazada por una expresión de asombro total.

Sergio estaba completamente despeinado, y su pelo negro, ahora se estaba convirtiendo lentamente en un cabello rubio, demostrando que era un bello omega, además de su dulce olor, que ahora estaba mezclado con el de Max, más la bella marca que adornaba su cuello. Su cuerpo se notaba más fino y delicado, mostrando pequeñas curvas que se iban acentuando al pasar de las horas. Comenzó a tener una anchas caderas y su trasero había crecido un poco más en tamaño. Max estaba maravillado, su omega era hermoso.

Max en pocas horas había crecido en estatura, superando al ahora omega. Sus brazos se habían marcado y su mandíbula se estaba comenzando a marcar. Sergio también estaba contento, su alfa era muy sexy y guapo.

Ambas madres sorprendidas, tenían sus bocas abiertas a más no poder.

- ¿Como...?- Murmuró la señora Pérez, no sabía que estaba pasando.

- ¿Por qué Sergio es un Omega?- pregunto la señora Verstappen, pasando su mirada de su hijo hacia su ahora yerno.

- Se supone que Sergio tenía que ser el alfa... ¡El es el mayor!- La señora Pérez todavía no se lo podía creer.

- No lo sé, mamá.- Sergio se acercó a su alfa buscando protección. Este lo abrazo con fuerza, sintiendo las emociones de Sergio por el lazo.- Solo despertamos y ya estábamos así.

- Pero así me gusta más.- Max se agachó un poco, y le beso la mejilla a su ahora omega, aprovechando la cercanía para olerlo de nuevo. Amaba sus olores mezclados, le recordaba todo lo que había pasado e indicaba que estaban juntos.

Ambas mamás se miraron incrédulas. Estos era un nuevo hallazgo de la naturaleza.

UnexpectedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora