¡Hay demonios entre nosotros!

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Los murmullos por parte de algunas personas no se hicieron esperar

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Los murmullos por parte de algunas personas no se hicieron esperar. Después de todo, antes estaban en un lugar y de repente aparecieron en otro junto a personas totalmente ajenas a ellos. Además, algunos, específicamente dos, pensaban que estaban aquí por un mandato divino.

—Oh, vamos —Elián suspiró, decepcionado de que haya dudas —¡Podrán ver cosas interesantes, como su futuro, por ejemplo!

Algunas personas se miraron entre sí, dudando de si eso era siquiera posible. No es que pusieran en tela de juicio las capacidades de esos 'anfitriones'. Ya habían demostrado que podían hacer cosas más allá de lo natural al traerlos a este lugar, pero ver el futuro que les depara era una escala demasiado grande.

—¿Realmente van a dejar pasar esta oportunidad brindada por los dioses? —Elián cuestionó, haciendo que Badir tuviera un tic en el ojo y Lena soltara una pequeña risa.

Eso convenció a unos pocos, pero otros seguían manteniendo cierta postura. Aunque parecía que poco a poco se convencían de aprovechar tal situación, o bendición, para algunos.

—El futuro — Jigorō refunfuñó, mirando a sus dos discípulos —... Puede ser interesante —comentó, sintiendo una leve esperanza de poder ver a sus dos alumnos luchar codo con codo siendo sus sucesores.

—¡Veré cómo puedo morir y así evitarlo! —Zenitsu exclamó, viendo en esto una oportunidad para salvarse de una posible muerte. Sabía que su abuelo planeaba mandarlo a realizar la selección final en unos años, cosa que no quería hacer, pero si lo obligaban, pues le tocaría. Esperaba al menos sobrevivir a eso... y si no, pues lo evitaría.

—Bueno, al menos estamos de acuerdo en algo —Kaigaku miró con disgusto a su compañero de entrenamiento, concordando en la idea de que Zenitsu moriría por su actitud tan cobarde y llorona.

—¿Futuro? —Managi preguntó, susurrando para sí, todavía no acababa de creer si era posible tal cosa o no, pero, en el caso de serlo —... Podré saber si mi arte fue reconocido —pensó, esperanzado de que haya gente que pudiera apreciar sus obras con la admiración que se merecen.

El niño que tenía las manos temblorosas se encontraba jadeando para controlarse; sus manos querían deshacerse de alguien, eso no era normal. Se suponía que lo normal era que lo incitaran a tomar prestadas cosas de forma permanente y sin autorización, pero matar no estaba en sus planes.

Ni siquiera escuchó del todo lo que dijo ese chico, pero tampoco es que fuera muy relevante. A lo mucho, iban a ver algunas cosas, algo que no era realmente importante para él. Lo que sí tenía importancia era apaciguar su impulso antes de que las voces en su cabeza comenzaran a molestar.

Nakime simplemente permaneció callada, apretando el agarre de su Biwa, para indicar que estaba de acuerdo con quedarse. Esta oportunidad le podía servir como una prueba de que sí era posible ganarse la vida dedicándose al entretenimiento y al espectáculo musical. Aunque, en verdad, hasta ahora estaba comenzando a buscar trabajo. Aunque también le gustaría saber si logró casarse... esa era la otra salida.

ᴛʜᴇ ᴜᴘᴘᴇʀ ᴍᴏᴏɴꜱ ʀᴇᴀᴄᴛ 𝗩𝟮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora