Capítulo X

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Era temporada de otoño

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Era temporada de otoño. Se podía sentir la mezcla del calor y el frio tocando firmemente cada célula de mi cuerpo. El clima de Londres y Paris no es tan diferente, hasta podría decir que es igual. Sin embargo, estaba más frio en Paris.

La gente iba y venía por el alrededor. Similar a la imagen de una película cuando uno está en trance. Los humanos se observaban en cámara lenta, y a la vez a una velocidad increíble.

Menos mal cogí el asiento de la ventana en el auto, si no juró que vomitaría. Necesitaba respirar aire fresco y ver el paisaje para calmar al monstruo de la ansiedad a punto de atraparme.

El aeropuerto de Paris estaba a las afueras de la ciudad. El camino a la ciudad era más campo que concreto. Esto equivale a un tramo de unos veinte minutos. Gabriel no es que condujera muy rápido que digamos, así que el viaje demoro aún más. Lo qué generaba qué mi ansiedad aumentara. Me encontraba tan nervioso qué podría jurar qué el corazón se me iría a salir por la garganta.

Muerte súbita... En estos momentos no estaría mal.

—¿Puedes dejar de mover el pie como si fueras un jodido animal con pulgas? —exclamo una Kagami molesta. Le devolví una mirada asesina con la intención de qué no me jodiera.

—Lo siento, bonita. Nadie te obligo a coger el puesto de al medio —exprese en defensa.

—Claro que sí. Ya qué alguien me quito la ventana —refuto.

—¿Quieres qué te vomite?

Iugh, no.

—Entonces, no jodas —cruce los brazos para apoyar el hombro firmemente contra el asiento. Necesitaba estar más cómodo o moriría—. Agh... ¿Cuánto falta?

Gabriel observo desde el retrovisor con preocupación.

—Ya vamos llegando, Adrien. Queda poco.

—Eso dijiste hace una hora atrás.

—Solo han pasado quince minutos —comento Brid, quien iba junto a Kagami.

—Salto el cacahuate —musite, ignorando su presencia.

—¡Oye!

—Dejen de pelear —reprocho Gabriel, suspirando antes de soltar la siguiente estupidez—. Adrien... ¿Puede ser qué...?

—¿Qué?

—¿Quieras ir al baño?

Cuando conocí a Gabriel, seré sincero... Pensé que era la típica persona (padre) qué sería un frívolo y qué poco y nada le importara la vida de sus cercanos. Me ayudo bastante cuando tome la decisión de escapar de Paris. Ni siquiera me juzgo como un ser humano normal por la relación incestuosa que llevaba en secreto en Paris. Creí qué era un ser roto y frío ante tales experiencias.

Daba esa impresión. Nadie aceptaría el pasado de una persona qué no dudo en tener una relación con su hermana menor. Menos enfrentarse a los padres de la persona que lo rechazo desde el inicio. Ayudarlo a escapar.

Reste dans mon coeur ||Adrinette/Lukanette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora